El Laberinto

Por decreto

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Decreto (Foto: Especial)

Existe una curiosa moda entre los gobernantes mexicanos, quienes intentan resolver los problemas a través de mandatos oficiales, es decir por decreto.

Imaginemos un mundo donde nada más aprobarse o prohibirse algo esta orden se acatara sin miramientos provocando un resultado justo al día siguiente de mandado. Terminaríamos con nuestros problemas de educación, de discriminación, de contaminación, de obesidad; pero tendríamos un problema aun mayor, estaríamos completamente en manos de quienes decretan, sin opción a resistir, a cuestionar o a luchar.

Para esperar que se cumpla una orden ya sea restrictiva o permisiva, primero se deben generar las condiciones materiales que posibiliten que sea omitida o llevada a cabo la acción en cuestión, así si el objetivo es que una avenida sea solo para motos se debe comenzar por achicar los carriles o si es que la gente separe su basura, comenzar por tener camiones donde esta viaje separada o turnarlos para que un día recojan la orgánica y otro la inorgánica, ahora que si vamos a permitir que la gente se cambie el nombre, si así lo desea, se debe empezar por difundir que es posible para que se vayan animando.

Es importante señalar que las prohibiciones sí atañen a todo el mundo pero los permisos son solo para aquellos que se los quieren tomar, así el hecho de que cambiarse de nombre, drogarse o divorciarse sea legal no quiere decir que de pronto todos tengan que hacerlo, tampoco hay que perder de vista el hecho de que el que esté prohibido no quiere decir que no exista.

Pero todavía hay un nivel aun más complicado de conquistar o de cambiar y es el de las mentalidades; de que se puedan hacer las cosas a que estas sean aceptadas como correctas, o de prohibirlas a que sean mal vistas, existen muchos años de lucha y de perseverancia y esto no se decreta como ley ni se compra como infraestructura, se construye entre todos en el día a día.