Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

El triunfo de la IP

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No todos lo tienen muy presente, pero desde que con Miguel de la Madrid, luego con Carlos Salinas y sucesores, iniciaron el cambio de paradigmas económicos, sociales y políticos en México, ha habido voces disidentes de lo que pudiéramos llamar triunfo privatizador. En la reciente etapa del proceso —particularmente el tema de energéticos y comunicaciones— y con los defensores de los trabajadores muy calladitos se ha argumentado a favor y en contra de la soberanía, la entrega incondicional de los recursos que se supone pertenecen a la nación, el privilegio fiscal y de utilidades a las empresas transnacionales[1] la continuidad de aumentos en gasolina y luz —que disminuirán en 4 o 6 años— las reiteradas ofertas de creación de plazas de trabajo, aunque se trate de puestos sin canonjías de antigüedad y jubilaciones colectivas, en fin con todo y mantas de protesta, marchas, declaraciones de los llamados de izquierda, frustración colectiva y aumento de miserables y ninis, la iniciativa privada ha ganado la partida frente a lo que fue el orgullo en el siglo pasado de la Constitución de 1917 y todas aquellas que siguieron el modelo de los derechos sociales y las garantías individuales. ¿Serán los auténticos empresarios los merecedores del triunfo o todos los malandrines y bucaneros —políticos y privados— ansiosos de su parte del botín?

Nos guste o no, la realidad del éxito individualista —aunque para ello se requiera mentir, manipular, difamar, obstaculizar y hasta matar al competidor—, el desprestigio de lo público —“los políticos y cualquiera que labore en el gobierno son rateros, flojos, corruptos” etc. —, la confrontación entre los que privilegian el profesionalismo, honestidad, visión de futuro y tantas otras monerías frente a la “mediocridad de los burócratas”, se ha impuesto para entrar por la puerta ancha al periodo de sustitución de lo público por lo privado. Los recursos naturales de la Nación se entregan a “hombres de presa”, locales o extranjeros, lo mismo si se trata de agua, sub contratantes para pavimentar carreteras, colocar líneas de energía, administrar los puertos —aéreos, navales y terrestres—, manejar la operatividad de los[2] reclusorios o recoger la basura.

Sin embargo le invito a repasar uno de sus días y me permito dos ejemplos, uno del sector turismo y otro del comercial en las grandes tiendas. De Walmart ya no hablamos, existe incluso una AC que difunde actos de corrupción, explotación, evasión de impuestos, etc. Pensemos en cualquier otra, por igual la que se supone otorgó tarjetas a posibles votantes que aquella que quebró en una cuantas horas por su deficiente habilidad para las finanzas en bolsa y su indudable ambición de ganar mucho sin producir casi nada. Imagine que sin comparar precios y solo con la inducción de la publicidad compra un electrodoméstico — estufa, lavadora, refrigerador etc. — del cual Usted señala de forma clara cuando deben entregarlo porque trabaja, lleva niños a la escuela. El producto no le llega en el día y tiempo pactado o viene con golpes o ralladuras. ¿Ha intentado que alguien le conteste en los teléfonos gratuitos de atención a clientes? ¿Sabía que el promedio de espera es de casi dos horas antes de recibir una respuesta satisfactoria? ¿Conoce la excusa de que los fleteros no pertenecen a la tienda donde Usted compró? Si acaso no logra por la vía de la paciencia y el ejercicio autodidacta de las “relaciones públicas” una respuesta satisfactoria, entonces su posibilidad como consumidor es la PROFECO. ¿Sabe que empresas como CFE y Telmex, tienen gestores fijos dentro de esa dependencia para bloquear su queja?

Pero imagine ahora que decide pasar una semana de vacaciones o requiere trasladarse a otra ciudad para una cita de trabajo. Usted reserva acorde con la oferta de la línea aérea, y si bien le va un día antes —casi siempre es justo cuando usted se está presentando al puerto aéreo— le notifican que se canceló su vuelo y que lo acomodaron donde ellos —los dueños de la empresa privada— quieren o les conviene. Si es afortunado y tuvo tiempo para decirles que salir medio día después le arruina su reunión de trabajo entonces un joven cuasi robot, le “ofrece” —nótese que todo está encaminado para que al final del día Usted tenga la culpa de lo que ellos hacen— un vuelo la noche anterior. Si acaso no hay inconveniente de su parte, no es un faquir dispuesto a esperar en las bancas del aeropuerto a que amanezca y si tiene la suerte de que le atienda un supervisor, quizá le “ofrezcan el reembolso hasta de mil pesos” por una noche en el hotel que usted elija. Ni pierda tiempo en pedir que le digan cuáles tienen convenio con la línea área, ellos no se lo dirán, porque en su oferta del plan de millas, la acreditación solo opera cuando haya sacado una tarjeta del grupo hotelero. De las peripecias para seleccionar la habitación adecuada en una ciudad que usted no conoce, del doble pago —uno con la empresa que se anuncia en Internet— y otro a su llegada porque el hotel no le vendió directo, y de la propaganda engañosa de todos me ahorro espacio. Pero ante esta “muy eficiente” operatividad de la IP, fragmentada en cientos de empresas relacionadas pero no corresponsables —arrendadores de autos, taxis autorizados, agencias que le ofrecen hoteles, millas o cortesías, líneas aéreas que a la hora de la verdad no respetan su tiempo de trabajo y sueño ni le rembolsan nada a no ser que se haya Usted ocupado de pedirles la oferta por escrito— es imprescindible que como consumidor se arme de valor, paciencia y espíritu de maestro Zen para poder recibir un servicio más o menos razonable. No menciono “marcas” porque a fin de cuentas logré, con todo y los inconvenientes, compartir con ellos parte de las molestias que me ocasionaron; pero guardo en mis archivos testimonios de pasajeros e incluso de trabajadores de las propias empresas cansados ya de ser la parte visible y receptora del enojo de los clientes.

Esperemos a ver si —luego de la enésima fiesta que el ejecutivo federal realiza para celebrar el cumplimiento de su trabajo— la atención es mejorada por la triunfante Iniciativa Privada ya no digo al pueblo —que es el eterno perdedor— sino al mal tratado cliente.

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[1] ¿80% en pozos, respecto de los que se había pactado 50%? La Jornada, agosto de 2014.

[2] ¿Qué ocurrió con los reos que se pusieron en huelga de hambre en el penal donde está retenido el señor Guzmán Loera? ¿Se mantienen programas productivos como la confección de botas, placas y otros productos que eran parte de los programas de rehabilitación de delincuentes, cuando las cárceles eran un punto más de la seguridad nacional?