Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Divide y ganarás

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Carreteras México recorteLa frase original “divide y vencerás o reinarás” se atribuye a Cayo Julio César, militar romano y luego estadista —102-44 A.C. — aunque hay quien dice que no existe texto que  lo corrobore y sí en cambio  se conoce la evidencia de que fue usada por Filipo de Macedonia[1], Maquiavelo, el propio Bonaparte y Luis XI de Francia. Esta idea resume toda una estrategia encaminada a ganar y mantener el poder rompiendo en pedazos concentraciones, estructuras organizadas más grandes que basan su fuerza justamente en la vinculación de quienes tienen la ventaja por avizorar cuáles son los elementos que pueden compartir.

Roma derrotó a su mayor enemigo en el año 338 a.C. —la liga latina: 30 aldeas y tribus que se aliaron para evitar el avance del ejército— y una vez vencidos, los romanos pudieron imperar llenando el vacío de poder dejado por la destrucción de la Liga que empezó a tener diputas entre sí, propiciadas por los propios romanos. Los líderes militares y políticos de entonces vieron la ventaja de dividir —a los itálicos— en vez de engullir y tratar de controlar todas las ciudades de un territorio demasiado extenso —como en su momento lo hicieron las potencias coloniales de los tiempos modernos— ofreciendo privilegios como la ciudadanía a quienes se allanaran al poder de Roma e incluso continuaron luchando entre ellos en varias formas de competencia política cuyo afán verdadero ya no era la defensa común sino ganarse el favor del imperio. ¿Quiénes están interesados en dividir a México por supuestas diferencias entre el norte, el centro y el sur? ¿A quién conviene abolir todo lo que nos ha unido —historia, Constitución, héroes, cultura, símbolos etc. — para reducirnos a un simple territorio con trabajadores de baja paga?

Niccoló dei Machiavelli dedicó todo el capitulo V de El Príncipe analizando la mejor forma de gobernar a las ciudades que se conducían por sus propia leyes —usos y costumbres diríamos hoy— concluyendo que «el único medio seguro de dominar a una ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla» y usando como estrategia para la hegemonía tanto el divide y reinarás como el fin justifica los medios. El propio autor agrega que la mejor forma de dividir es usando la intriga contra y entre quienes gobiernan. Hay intrigantes natos[2], otros aprendieron esta técnica al lado de verdaderos maestros como lo fueron los Borgia y frente a las profundas divisiones que vemos en nuestra patria, ¿podemos ubicar a los insidiosos e intrigantes? ¿A quién sirve el que los actuales gobernantes de México no puedan reunirse en pos de un objetivo propio nacional y común? ¿Entienden legisladores y ejecutivos locales la diferencia entre un poder central —que puede degenerar en despótico— y un poder federal?

Alimentar disputas y controversias entre mexicanos —ciudadanos contra gobierno, entidades opuestas artificialmente, partidos cuyo único afán es el poder—  conduce al debilitamiento y posterior deterioro de la patria misma; quizá es por ello que se ha optado por los “pactos”, técnica a juicio de muchos equivocada pues sería más sólido aplicar la ley evitando que resulten impunes —en aras de derechos humanos muy dubitables— saqueadores, rijosos y destructores de lo ajeno e incluso traidores a la patria.

Otra forma de crear dependencia a favor de quien está empeñado en gobernar a partir de las divisiones es creando “bonanza económica” en diversas variables desde la entrega directa de cantidades para promover el caos hasta promoviendo sumas “legítimas no reembolsables” como es el caso de sueldos exorbitantes que permiten al titular —legislador, juez o gobernador— usar el recurso excesivo para financiar su propias guerritas.

En los albores de la era cristina los líderes religiosos temerosas del discurso de Jesús, al que denominaban despectivamente “hijo de carpintero”, trataron de restarle adeptos acusándolo por ejemplo de ser afín a Satanás pues solo por eso estaría en posibilidad de sacar demonios; pero él mismo salió al paso afirmando: un reino dividido y toda casa o ciudad contra sí misma no permanecerá[3] y posteriormente el llamado apóstol de los Gentiles, convertido al credo cristiano escribió bastamente a propósito de los riesgos para los primeros creyentes de estar divididos entre ellos mismos[4].

La técnica «divide y vencerás» es aplicable hoy día incluso a actividades como el comercio —se segmenta el mercado como una estratagema de marketing para debilitar a los competidores—, en computación se usan algoritmos críticos a fin de ganar eficiencia y performance; las empresas dividen mediante tareas complejas y muy pesadas dando como resultado la poca comunicación entre sus empleados. Igual fenómeno se da en ciertas oficinas burocráticas cuyos responsables de tareas sencillas disfrutan de hacer sufrir a quien debe someterse a su autoridad, aun cuando nunca se solidarizan con el jefe de oficina o el titular de  la secretaría en cuestión. Los deportes son quizá el mejor ejemplo de cómo dividiendo y compitiendo se gana. Incluso dividir el tiempo da ventajas a algunos como forma de someter a otros: debo estudiar, trabajar, servir en casa, manejar etc.

A veces resulta bueno dividir; sin embargo cuando esta técnica crea conflictos internos en un país, estado, ciudad o colonia, debemos unirnos en lo fundamental. Evitar la violencia —creada mediante el patrocinio de movimientos separatistas—, estar alerta acerca de la proliferación de armamento —incluso piedras, botellas, palos etc. — es responsabilidad de todos, no hagamos el juego patrocinando a alguna facción, no confrontemos, ¡promovamos la paz, no la guerra! Si nos enfrentamos, el paso siguiente es la aniquilación y consecuentemente el apoderamiento de lo que hoy es nuestro: México, nuestra historia, cultura y riqueza.

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[1] Filipo II rey de macedonia y padre de Alejandro Magno.

[2] Existen historias truculentas de hermanos, primos, tíos, sobrinos que se asesinan, se roban y se desprestigian entre sí.

[3] Evangelio de Mateo 12: 25. Cuando él supo de su pensamiento les hizo ver que Dios no puede estar dividido como ellos pretendían.

[4] Carta de Pablo a los romanos. Poner atención a los que causan divisiones y apartarse de ellos.