Candil de la Calle

Saltos y sobresaltos

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(Foto: Archivo)
(Foto: Archivo)

Conduzco por las calles de la ciudad de Guanajuato en una desvelada madrugada de martes, y la oportunidad es de oro:

Puedo apreciar en su justa dimensión el deterioro, despejadas las vías desde Cata hasta Marfil, por la calle Subterránea y sus muchas bocas, nada que me impida circular a la velocidad deseada.

Nada que me impida ir lento, y  el propósito es nada más encontrar la loza semi levantada, el agujero de cualquier dimensión, el bache traicionero, las piezas rotas de la dentadura de esta ciudad a la que de vez en cuando le dan su blanqueada, pero que en cuanto pasa el efecto, luce amarillenta y llena de caries, pues.

La recochina duda es insistente.

¿Qué, los servidores públicos municipales no conducen sus autos por estas calles?

¿No saben gestionar los recursos necesarios, no para un programa de embellecimiento del Centro Histórico a capricho de un presidente o de empresarios turísticos voraces y pediches, sino para un remozamiento y/o mantenimiento funcional, a largo plazo, de estas vialidades hoy medio deshechas?

¿Se están esperando a los primeros meses del año electoral para que “se vean las obras”?

Mientras tanto, puros tumbos, y el cochecito va aflojándose, suena cada vez más, otro hoyo en Dos Ríos, por Alhóndiga, Los Pastitos.

La oferta del nuevo piso colocado en las últimas administraciones, el de pórfido, tampoco ha sido garantía de larga duración. La modificación del paisaje, la inversión (o el negocio) daban el gatazo.

Pero muy pronto acabamos por descubrir que el pórfido también se despega con relativa facilidad; que se vence al paso de los armatostes llamados por los permisionarios camiones urbanos, el transporte pesado que todavía es permitido en algunos pasos de la zona centro de la ciudad.

Y se nota al pasar frente al Teatro Principal, y por el Baratillo, y frente a la oficina de Correos.

Algo nos dice que los incipientes destrozos los veremos a mediano plazo en el flamante jardín Embajadoras, ahora convertido en parquecito de juguete estilo minimalista (dicen).

En el desvelado recorrido he contado decenas de hoyos, lozas quebradas, baches, topes desgajados, alcantarillas cada vez más abiertas. Salir del centro por el túnel de Belaunzarán a Pozuelos es tomar el volante del videojuego para esquivar uno tras otro, a la derecha y a la izquierda.

Si esto es notorio y visible en medio del tráfico paralizante de las horas pico en el centro de la ciudad, imagine usted en la calma chicha de este desvelado recorrido de madrugada.

El cochecito va adquiriendo forma de sonaja.