Candil de la Calle

Deudas de honor

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(Foto: Especial)
(Foto: Especial)

Toca el turno a estos eventos faraónicos, ampliamente publicitados, con nutrida convocatoria y asistencia de personas, que en este sexenio se hacen llamar “Rendición de cuentas a la ciudadanía”, y cuyo actor principal en realidad no es el pueblo de Guanajuato, sino el gobernador Miguel Márquez Márquez.

No han arrancado oficialmente las campañas, dicho sea. Pero los tiempos del calendario electoral legal poco tienen que ver con las mañas de partidos, candidatos y gobiernos para promocionar colores, perfiles y obras. Esos partidos y esos funcionarios dejan, en cada reforma, los recovecos convenientes para ello.

La verdad es que el cambio de formato en la presentación del informe de gobierno del mandatario en turno que autorizó el Congreso del estado hace algunos años, acabó con el típico evento del besamanos y despliegue ostentoso de ceremonial en torno a la figura del Ejecutivo del estado.

Porque antes nada más era uno.

Es probable que si hacemos la comparación, ahora nos salgan más caros a los guanajuatenses los dos, tres, o cuatro “informes regionales” que con el mismo despliegue de reflectores y parafernalia de antaño se realizan en distintas ciudades, tras la entrega austera, republicana, simple, del documento del informe de gobierno al Congreso, para el que ahora se suele enviar al Secretario de gobierno, cual encomendero en turno.

Y, como solía hacerse años atrás, con el PRI o con el PAN, en estos actos lo que se hace no es un informe, ni una “rendición de cuentas”, sino un festín de cifras, estadísticas, números, presupuestos, comparativos, escenarios a favor.

Un mundo maravilloso.

Pero hay un mensaje silenciado, una ausencia ominosa, una de varias, pero que pesa porque es cotidiana, notoria, incesante y escandalosa.

Los delitos, la inseguridad, las ejecuciones, los robos y asaltos que guanajuatenses en todos los rumbos del mapa estatal sufren, sufrimos a diario.

Delincuencia que habla de lo que no marcha bien en materia de seguridad pública y prevención del delito.

En la “rendición de cuentas a la ciudadanía” efectuada este martes en León, uno de los personajes abordados insistentemente por los medios de comunicación fue el Secretario de Seguridad Pública, Álvar Cabeza de Vaca.

Evasivo, poco accesible para la entrevista como acostumbra, el funcionario fue interrogado sobre esta, la ausencia del reconocimiento de lo que también pasa en el estado, además del arribo de empresas, la inversión, la industria automotriz pujante, los japoneses instalados en el centro y sur del estado.

“No estamos diciendo que no existe el delito o que no existen problemas, pero es una entidad segura… no habría prosperidad ni paz si no hubiera una base sólida en seguridad pública”, dijo el titular de la SSP.

Entonces, ¿por qué no se habla de los delitos, de los índices delictivos prevalecientes en los últimos meses en el territorio estatal, en la rendición de cuentas del gobernador?

Como no lo habló, no lo dijo, lo omitió, la alcaldesa Bárbara Botello antes de abandonar, de dejar tirado, su encargo en la Presidencia municipal.

Entre sábado y lunes, nueve personas fueron asesinadas en crímenes de alto impacto, siete de ellos ejecutados a la manera del crimen organizado, en la ciudad de León.

Sólo en León.

Celaya se mantiene entre las ciudades del país con semáforos rojos en materia de inseguridad y delincuencia. Ha ocupado durante muchos años el deshonroso primer lugar en índice delictivo, y esta tendencia se mantiene a la fecha.

Entonces lo que se ve es que a los leoneses, el gobierno de Miguel Márquez les debe explicaciones, les debe informes y rendición de cuentas.

El gobierno de Bárbara Botello les debe explicaciones, informes y rendición de cuentas.

Los celayenses esperarían la rendición de cuentas, que tendrían que darles también el gobernador 3M y el alcalde Ismael Pérez Ordaz.

Un compromiso no cumplido.