Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Manipulación por el miedo

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CIRUGIALos seres humanos, reciben, procesan y trasmiten información que no necesariamente es procesada por el plano de la conciencia. Cuando alguna percepción es amenazante o difícil de manejar conscientemente, tal estímulo es desviado al subconsciente, que se defiende, por procesos de: represión, aislamiento, regresión, creación de fantasía, rechazo, proyección, introyección e incluso sublimación[1]. Luego de descalificar el uso de propaganda que ocultaba propósitos de dominación, por parte de la ideología nazi, las nacientes empresas de publicidad sobre todo en la Unión Americana, concertaron ciertas normas de ética tendientes a evitar el engaño en publicidad que por la manipulación de sentidos como la vista o el oído, llevaran oculto algún mensaje que, para vender, incluía ciertas cargas no aceptables por las personas en su plano consciente.

Con el paso del tiempo, esas normas parecen haberse borrado e incluso es difícil distinguir lo que a finales de los cincuenta se entendía por propaganda como antítesis de la publicidad.

De la gama de emociones que son estudiadas y explotadas por los hacedores de publicidad, noticias, películas y toda suerte de comunicación moderna, analizaremos únicamente el miedo, tema polémico que algunos dicen no existe, otros suponen que puede vencerse con el paso del tiempo o el valor de enfrentar —mediante el análisis o el ejercicio de lo que nos aterra como sería nadar si siento que me ahogaría etc.— aquello que nos paraliza. Los temores humanos no han sido siempre los mismos. Como si se tratara de una moda, hoy tememos una agresión delincuencial —robo, secuestro, homicidio—, una pérdida económica —por aumento de impuestos, desempleo, devaluación—, un rechazo social —por ser inexperto para un trabajo, viejo, marginado, acusado de algo aun cuando no se haya sido culpable o gordo—, y por no lograr el status de prestigio del siglo XXI, que impone ser propietario de un techo, un auto y una cuenta bancaria que produzca tranquilidad.

Así como el miedo individual a ser golpeado, corrido de casa o abandonado limita a muchas mujeres y jóvenes adolescentes, el uso perverso de esta emoción, permite a grupos de diversa índole convertirse en dominantes del otro. Una agencia de publicidad vende lo mismo: cigarros que bebidas, coches y condominios, manipulando en sus posibles compradores el temor de no Ser por no Tener. El tema alcanza niveles de negación de los derechos fundamentales, cuando sabedores del temor a desastres naturales como los temblores, ofrecen a los usuarios de teléfonos  e Internet, un programa de “solo 59 pesos” para tener la alarma correspondiente por la cual con tus impuestos ya se ha pagado un sistema público cuyas autoridades de la materia tienen la obligación de protegerte antes que nada advirtiéndote del temblor. El este mismo rubro, podremos agregar, la cantidad de adminículos —manos libres, audífonos protectores etc. que se agregan a la compra de tu teléfono móvil—, con sugerencias ocultadas para infundirte terror de cáncer en la cabeza o confiscación del coche por ir comunicándote mientras manejas.

Es el temor a enfermar el que sustenta las  millonaria campañas en medios masivos para promover medicamentos que eviten gastritis —y hasta úlceras o cáncer de estómago—  te den las habilidades de un “matrix” para saltar por azoteas y llegar a tu empresa; que te dibujen una sonrisa cuando al llegar a tu casa los niños y el perro saltan en tu sillón preferido. ¿Has contado las horas que médicos y hasta conductores de televisión, te ofrecen cuidar tu salud? Me pregunto si esa machacona “información” acerca de hospitales suspendidos en obra negra, con equipos almacenados en los sótanos sin haberse desempacado y en general la crítica al sistema hospitalario ¿no tenía como objetivo el darle negocio a los constructores de esta especialidad? ¿Alguien hizo un estudio de costo beneficio por la construcción de esos grandes nosocomios? ¿Se compararon tales datos con los de simplemente reactivar los servicios que ya estaban funcionando? ¿Nos podrían informar si ha habido alguien —funcionario o constructor—  castigado por no haber cumplido las condiciones iniciales de edificación de un hospital? Eso de machacar la nota roja de la mujer que dio a luz en los jardines o en los baños, ¿es para justificar otra construcción?

Ignoro si es casualidad, pero sorprende que paralelo a la gran campaña de las ofertas de tratamiento de fertilización para parejas que anhelan un hijo, se nos revele el criminal caso de bebés que han sido vendidos a quienes no han logrado embarazarse. La disminución en la fertilidad ¿tiene algo que ver con el cigarro, el alcohol,  las drogas y los anticonceptivos?

¿Cómo es que después de promover la tardía formación de familias —porque eres libre, tienes derecho a triunfar profesionalmente antes de los hijos— ahora se cultiva el temor a no ser padres o madres? ¿Tendrá esto que ver con la pujante empresa criminal de las adopciones ilegales y la trata de niños y niñas?

En el ámbito político, el miedo ha sido ancestralmente el arma principal de los regímenes autoritarios o populistas y se induce promoviendo ideas tergiversadas acerca de la realidad. Si votas por el tu pensión alimentaría universal, si lo haces por mí te pinto las bardas o paredes de tu casa, “si me apoyas tendrás empleo en mi gabinete, si estás conmigo te daré negocio para tu empresa”. El miedo es a fin de cuentas el factor que puede lograr millones de votos, aun cuando otro te quitaran con el tiempo la realidad muestre que la desinformación es el camino más llano para la manipulación.

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[1] Seducción subliminal. Wilson Bryan Key (1978), pp. 75 y ss.