Histomagia

Muerte que lleva…

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LEE Y ANDA GUANAJUATO

HISTOMAGIA

Narrativa y ficción de Guanajuato

Por: Gabriela Bribiesca Acevedo

Guanajuato es una ciudad tan bella que no sólo los vivos conviven con los muertos, sino que a veces, en la realidad de las noches en que los muertos deambulan por las calles y callejones, ellos son quienes se atreven a salir de sus catacumbas y coexistir con los vivos.

10702082_737480772973907_8377029897218134628_nLa vez pasada en que narré todo sobre la cargada o  subida del muerto, un amigo mío me dice que cuando él era más joven le sucedió algo muy parecido, pero demasiado aterrador como para poder recordar todo lo que le aconteció esa noche en su casa del Pueblito de Rocha en esta mágica ciudad.

Me cuenta que pasada la medianoche, estaba dormido cómodamente en su cama, cuando de repente sintió que “algo” o “alguien” muy pesado, se subía encima de todo su cuerpo, no dejándolo respirar ni moverse. Desesperado intentó llamar a alguien –su padre dice que lo vio mover los brazos– pero el peso era gradual, se le cargaba de a poco, tanto que llegó un momento en que lo ahogaba. Entonces, entre su desconcierto de todo lo que le está pasando, recuerda que los antiguos dicen que se debe rezar con fe y fervor para que estos seres se retiren definitivamente. Entonces comienza a rezar el Padre Nuestro y el Ave María con tal fluidez como para garantizar que en verdad se haga realidad, y esas visiones se vayan.

Cuando siente que se retira el ser, escucha a alguien decirle al oído que no se vaya, que rece por ella, porque si deja de rezar la muerte se la llevará… mi amigo voltea lentamente hacia el costado derecho de su cama y ve con aterradora mirada a una persona tendida, con los brazos tensos, puestos a los lados como cadáver y, en el colmo del horror ve cómo poco a poco ese espíritu o espectro gira su cabeza lentamente para verlo con unos ojos negros profundos y decirle: “por favor sigue rezando porque si no me va a llevar a mí”. Mi amigo muerto de miedo, temblando, sólo atina a decirle que no se preocupe “yo te voy a seguir rezando”.

Poco a poco se va quitando el trance de tener el muerto encima cuando da cuenta estaba sudoroso, pero a salvo en su cama calientita, profundamente solo, pues de ese ser nunca supo ni sabrá si realmente llegó al cielo o se perdió en algún plano o dimensión.

No sé a qué se deba que los espíritus busquen a ciertas o tales personas para que les ayuden a resolver las tribulaciones de poder llegar a salvo a un lugar de reposo eterno, que les garantice la tranquilidad de una estancia dentro de la luz o la oscuridad. Lo que sí sé es que aquí es una ciudad que no deja de sorprender a propios y a extraños, ¿quieres visitarla? Ven, lee y anda Guanajuato.