Ecos de Mi Onda

La Atlántida, mensaje del pasado

Compartir

La historia es un incesante volver a empezar.

Tucídides

Atlántida Especial Destacado
(Foto: Especial)

Carlos Linneo lo bautizó como Homo sapiens, el animal que razona, que analiza y sintetiza, el primate sabio, el homine que nos hace referirnos a humus, tierra. Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre tuvo aliento y vida. La capacidad del ser humano para el razonamiento abstracto le impulsó a tratar de comunicarse con su especie, a transmitir experiencias y estructurarse en comunidades sociales aspirando a un sentido de pertenencia e identidad, que con el tiempo fue desarrollando formas y fondos de conducta e integrando una memoria colectiva. Sin embargo, nunca ha cesado en su interior la inquietud filosófica de cuestionarse permanentemente sobre su origen y destino.

Quién soy y de dónde vengo son interrogantes individuales, que cuando se extienden hacia los colectivos humanos remiten a la historia, y es en el presente con apoyo del estudio del pasado de las sociedades, a partir de donde se proyectan los caminos del destino futuro, del para qué estoy en este mundo, a dónde voy, a dónde vamos, meditando suposiciones coherentes o especulaciones fantásticas. La llamada historia humana subyace en un período de alrededor de 4 mil años, narrando los hechos de Mesopotamia y Egipto mediante los símbolos primitivos que constituyeron la escritura, hasta los últimos acontecimientos contemporáneos que nos son transmitidos día a día por los medios de electrónicos de difusión. El resto es la prehistoria, que —solamente— comprende alrededor de 4500 millones de años, la edad de la Tierra determinada por diversos procedimientos científicos. Polvo somos, polvo de la tierra, polvo de las estrellas.

Rocas, sedimentos, glaciares, aerolitos, fósiles, piedra tallada, tumbas, cerámica, pintura rupestre, son fragmentos del rompecabezas del pasado prehistórico, que se va armando gradualmente con datos para formular las respuestas. La aparición de los primeros organismos vivos tuvo lugar después de mil millones de años de la formación del planeta, bacterias, arqueas y estromatolitos como formas primigenias que evolucionaron hacia especies multicelulares con el inicio de la oxigenación de la atmósfera terrestre, hace 2800 millones de años. Las plantas terrestres, los anfibios, los grandes árboles, los insectos, Pangea, las flores, los enormes vertebrados, los mamíferos, el ajuste de los continentes y de la atmósfera a condiciones de gradual semejanza con las actuales, fueron las obras producidas en el correr de millones de años para la magna construcción de un planeta que sostenía diversa formas de vida, entre las cuales surgieron los homínidos, hace casi 7 millones de años.

El Homo sapiens arcaico data del paleolítico ¿Es posible ubicar el origen del linaje del ser humano hace aproximadamente 340 mil años, es decir, más de 4 mil millones de años después del nacimiento de la Tierra? Las huellas son fósiles y piedras talladas que dan idea de una criatura que recolectaba frutos y cazaba animales para su sustento y que conocía el fuego. Durante el Neolítico, hace más de 10 mil años, la población creciente empezó a establecerse en comunidades gracias al dominio de la agricultura y domesticación de animales, dejando atrás el estilo de vida nómada; creando asimismo la industria lítica, la artesanía cerámica y la manufactura de prendas de vestir no sólo de pieles de animales, sino también de fibras textiles. La creatividad humana en expansión descubrió la metalurgia, con evidencias de fundición de cobre en Asia Menor hace alrededor de 8 mil años.

Los asentamientos humanos a las orillas de grandes ríos, como el Tigris, el Éufrates y el Nilo, en la Mesopotamia y norte de África, así como el Hwang-ho y el Indo, en China e India respectivamente, fueron construyendo las primeras grandes ciudades y el crisol de la diversidad de culturas humanas de la historia, con sus propios sistemas de comunicación gestual, oral y gráfico. El recorrido de las antiguas civilizaciones con mayor impacto en la cultura occidental nos lleva a Sumeria, Acad, Babilonia (con su Código de Hammurabi de 1692 años a.C., uno de los primeros cuerpos de leyes para encauzar la conducta humana en sociedad), Persia, el Valle del Nilo y la gran cultura egipcia conocida en su esplendor gracias a la piedra de Rosetta, base de la egiptología, así como Grecia y la cultura helénica de enorme impacto en el desarrollo de las disciplinas de la ciencia.

Aun así, al ser humano no le basta con la historia y tiende a tejer leyendas sobre súper hombres y súper mujeres en el marco de ideales románticos, una de las cuales es el continente de la Atlántida. Una canción de la década de 1960, compuesta por el artista británico Donovan describe y ensalza al continente perdido:

El continente de la Atlántida era una isla, que existió antes de la Gran Inundación, en el área que ahora llamamos el Océano Atlántico. Tan grande era su extensión que desde las costas del oeste, los bellos marineros viajaban hacia el sur y América del Norte con gran facilidad, en sus barcos de velas pintadas. Tenía vecindad con el este de África a través de un corto estrecho de millas marinas. La gran civilización egipcia es sólo un vestigio de la cultura Atlante. Los reyes antediluvianos conquistaron el mundo y todos los dioses de los dramas mitológicos y las leyendas de todas las tierras provenían de la Atlántida. Conscientes de su destino, la Atlántida envió barcos hacia todos los rincones de la Tierra y a bordo viajaban los Doce, el poeta, el médico, el científico, el mago, y los llamados dioses de nuestras leyendas, si bien los dioses, como los ancianos de nuestros tiempos, optaron por el escepticismo. Alegrémonos y cantemos, la danza y el anillo en la nueva Atlántida. Es en el fondo del océano donde me gustaría estar, ella puede ser.

Pero es el filósofo Platón, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, quien a la edad cercana a 70 años, entre el 361 y 347 a.C., en plena madurez y con un espíritu pesimista, escribió el Diálogo de Critias, en el cual Platón presenta un diálogo hipotético de Critias con Timeo, Sócrates y Hermócrates, en el que describe aspectos sobre una guerra ocurrida entre la antigua Atenas y los reinos de la Atlántida, historia arcaica transcrita por Solón, poeta y estadista griego, uno de los llamados Siete Sabios de Grecia, en el siglo V a.C., tras haberla conocido de los sacerdotes egipcios Sonkhis de Sais y Psenophis de Heliópolis (según Plutarco, sigo II) Lo impresionante es que esta eventual guerra habría ocurrido 9 mil años antes del Diálogo de Critias.

En la obra platónica Critias describe a la Atlántida como una isla enorme, que luego fue destruida por un cataclismo que la sumergió en el océano, y que hoy no es más que un escollo que impide la navegación y que no permite atravesar esta parte de los mares. Asimismo, describe a los habitantes de la isla y enemigos de los antiguos griegos, como descendientes de Neptuno y la mortal Clito, con quien procreó cinco pares de hijos, varones mellizos, siendo el mayor Atlas, que fueron alojados en una bella y fértil llanura de la isla, luego ordenada artificialmente como franjas terrestres anulares concéntricas y fosos circulares intercalados. Este linaje dominó sus entornos desde mucho tiempo antes de la guerra arcaica con Grecia y eran grandes productores de metales (entre ellos el mítico oricalco), animales domésticos, materiales para todo tipo de artículos utilitarios y decorativos, flores, perfumes, frutos, legumbres y condimentos. Los atlantes construyeron templos, palacios, puertos y dársenas de gran belleza, contaban con ricas y populosas poblaciones, abundante alimento, numerosos y vastos bosques, ríos, lagos y praderas, así como leyes y procedimientos que ordenaban las relaciones sociales, con pensamientos conformes a la generosidad y a la verdad, y plenos de actitud de moderación y sabiduría en todas las eventualidades.

Pero esa esencia divina fue degenerando encandilada por la prosperidad, e invadidos por la maldad cambiaron la virtud y la felicidad por una loca pasión de aumentar riqueza y poder.

Entonces fue cuando el dios de los dioses, Júpiter, que gobierna según las leyes de la justicia y cuya mirada distingue por todas partes el bien del mal, notando la depravación de un pueblo antes tan generoso, y queriendo castigarle para atraerle a la virtud y a la sabiduría, reunió todos los dioses en la parte más brillante de las estancias celestes, en el centro del universo, desde donde se contempla todo lo que participa de la generación, y teniéndolos así reunidos, les habló de esta manera…

Y así, Platón interrumpió súbitamente la última parte de la narración de Critias.

¿Tiene fundamentos sólidos el Diálogo de Platón? De ser así modificaría sustancialmente el concepto y las fronteras entre la historia y prehistoria. Pero como quiera que sea, no deja de ser una lección interesante sobre la conducta humana llena de ambición por la riqueza y el poder, patentes en el fondo de la memoria colectiva. La civilización actual hace alarde de los avances científicos y tecnológicos, pero en medio del Gran Progreso, por primera vez en la historia son, literalmente, las acciones cotidianas de los seres humanos sobre el medio ambiente, las que nos pueden conducir al Gran Colapso. Dígalo si no, el calentamiento global y el cambio climático patente. No podemos seguir siendo sordos a los lamentos de la Naturaleza.

Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo.

Nada puede destruir a la humanidad,

excepto la humanidad misma.

Pierre Teilhard de Chardin.