Histomagia

Mujer de blanco y lágrimas negras…

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Cuentan que cuando las personas son muy arraigadas a su tierra, sus almas buscan la manera de regresar para poder “vivir” desde su muerte, la vida que tuvieron. Dicen que algunas realmente no se dan cuenta que ya están muertas, por eso se aparecen intentando convivir con los vivos que ellos, en su ignorancia, los consideran sus semejantes, cosa que no es tal, pues ya están finados y su espíritu es el que existe, su cuerpo no.

jjjjjjjEl relato que me ha contado mi amiga Rebeca tiene qué ver con lo aquí dicho. Me dice que en la colonia Exhacienda Santa Teresa, donde ella vive, le han dicho cómo los taxistas, a cierta hora, ya no quieren pasar por una zona cercana al cerro, es la parte más alejada del fraccionamiento ubicado como a veinte minutos del Centro Histórico de Guanajuato. Este lugar es uno de los primeros que se edificaron fuera de la ciudad, junto con Las Teresas que es una colonia contigua y que en verdad es uno de los lugares con alto índice demográfico.

El caso es que Rebeca me dice que hay muchos que dicen que ahí, en las cercanías del cerro en Exhacienda, recurrentemente ven a una mujer en actitud de dolor, semisentada, como en el aire, pues no hay barda alguna en donde se recargue. De inmediato yo pensé que se trataba de la Llorona, pero no, me dice mi amiga que esta mujer no grita y que a la fecha no ha articulado ninguna palabra. La mujer está ahí, sentada levitando, sola, con un vestido como de tul blanco, pelo largo, negro, pero en una actitud tan dolorosa que de verla da pena por la triste oquedad que representa.

Nadie sabe quién es o cómo es que falleció, pero lo que sí es cierto es que cada que se aparece, las personas que la ven, sienten que los pelos de la cabeza al igual que los vellos de su cuerpo, se erizan; si se les llega a acercar lo hace levitando, sienten escalofríos y no pueden articular ninguna palabra. Ella los mira con sus ojos negros llenos de lágrimas. Muchos valientes salen a ver si tienen suerte y se les aparece, pero no, ella sólo le sale a quien desea manifestarse para poder mostrarle su dolor.

Rebeca me dice que ella ha salido tarde a la tiendita que está en esa última calle que colinda con el cerro, pero que nunca la ha visto ni sentido su presencia, sin embargo, sí se le ha aparecido a su vecino, quien dice que ella no hace daño, pero que se siente horrible cuando se apareja a tu paso e insiste que la veas, con esa mirada vacía que todo muerto tiene. A veces se les apareja en el paso a los taxistas, quienes con horror ven su cara desgajada con cicatrices putrefactas y lágrimas negras.

La verdad no se sabe quién es ella, porque ahí donde se puso esa colonia, antes no había caseríos ni nada, sólo el cerro pelón como sigue hasta la actualidad. Algunos se atreven a decir que es un alma del pasado, de alguna de las tantas mujeres asesinadas, de las que las autoridades nunca se dieron cuenta, por lo que no tiene sepultura en suelo sagrado, y su alma vaga como para encontrar su camino o a alguien que le muestre el pasaje al otro lado, pero si sigue por aquí, no lo ha encontrado ¿quieres verla y de ser posible preguntarle? Tal vez a ti sí te haga caso. Ven, lee y anda Guanajuato.