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Misterios de Santa Catarina de Cuevas

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Cuenta de cómo Cuevas es una comunidad misteriosa para sus habitantes, desde tiempos revolucionarios,

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La región de Guanajuato capital consta de muchas comunidades que hablan también de la historia de México. La revolución mexicana fue un movimiento que tomó por sorpresa a muchas personas que vivían tranquilamente de su trabajo y de sus cosechas. La comunidad de Santa Catarina de Cuevas no fue la excepción. Situada a unos minutos de la capital, fue un lugar de paso para los batallones que constituyeron “La Bola”, sólo, se dice, fue saqueada algunas veces como parte del Bajío que es, el llamado “Granero de México”.

Ahí en Cuevas, como se le conoce, hay una hacienda que en un principio funcionó como convento de una congregación religiosa, ahora ya es el Hotel Marqués de Cuevas. Durante esa época se dice que en la comunidad los habitantes, a la menor amenaza de los revoltosos, se refugiaban en la congregación. Era un misterio para los revolucionarios cuando pasaban por ahí que de repente veían gente corriendo y después veían el lugar desolado: fogones ardiendo, animales fuera de los corrales, situación que aprovechaban para satisfacer su hambre. Aun así, ellos se quedaban con la idea de que los de la comunidad abandonaban el pueblo. Lo que no sabían era que en la hacienda de la congregación,  había cuevas donde se escondían las monjitas y los habitantes del pueblo a la menor amenaza de saqueo revolucionario, sus entradas estaban bien disimuladas por los enormes nogales y la vegetación del lugar.  Se dice de esas cavernas que tienen túneles que las unen y que te llevan a varias propiedades de la gente del pueblo o al lecho del río; de hecho se cree que están interconectadas porque mucha gente del pueblo piensa que varias de las monjitas se perdieron en el interior, no logrando salir nunca, por ello, los de cuevas piensan que ahí, debajo de ellos, están los fantasmas de las infortunadas personas que se perdieron en ellas y no lograron salir jamás.

Me cuenta Vero, mi amiga que vivió ahí, que cerca de su casa estaba la entrada de una cueva y dice que cuando niña mucha gente veía a personas dentro y oían voces que provenías de las grutas, pero que no se acercaban, aunque había en particular el fantasma de una señora que les llamaba a quienes pasaban por ahí para que entraran. Nunca hubo niño que le hiciera casos y se acercara a la cueva. Hasta la fecha no se han animado a entrar a ella, nadie en su sano juicio.

Dicen que una vez, hace mucho tiempo, alguien contó que un hombre, encantado con la leyenda que dice que ahí hay dinero escondido, entró a buscarlo y murió, no de haberse perdido en ella, sino de un derrumbe que su malsana ambición le provocó. También alguna vez se ha dicho que quienes entran ahí no salen nunca, como le sucedió a las monjitas, porque de seguro, en las entrañas de la tierra debe haber algo o alguien que los confunda y les muestre otra salida que quizá, algunos todavía sigan buscándola.

Tal vez todo esto que la gente platica sea una manera de explicarse esos sonidos y esos espectros fantasmales que ven y les llaman, lo que sí es cierto es que, como los habitantes de esa comunidad, yo me mantendría bien alejada de las cuevas. Pero sé que tú no, ven, lee y anda Guanajuato.