El Laberinto

Se buscan figuras

Compartir

Breve repaso sobre las fatalidades políticas y mercadotécnicas de figuras públicas hechizas en la sociedad. Inserta la prospectiva de observar la realidad autocrítica el próximo 2017.

Compartir

Aunque somos de memoria corta, este no es el primer año que cerramos lamentándonos por todas las figuras públicas, como pueden ser músicos, actores, deportistas, escritores o políticos  que no llegaron, como se dice popularmente, a las posadas.

La vida  de los famosos es interesante porque alcanza a tocar, de manera indirecta pero perdurable la cotidianidad de los que somos personas comunes y corrientes, a través de sus canciones, películas, acciones, decisiones o logros. Cuando llega el momento de su muerte las circunstancias, la edad, la parte de su carrera en que se van y su obra compilada dan la última impresión a su público además de atraer a nuevos seguidores debido a la renovada difusión que se da del personaje.

Por eso no es igual que mueran jóvenes que viejos, en la cima de su carrera que en declive, de forma natural o accidental, con pendientes o sin ellos, habiendo traicionado su esencia o manteniéndose fieles a sus principios, pues para aspirar a ser reconocido debes plantear tácitamente que es lo que se puede esperar de ti.

El fenómeno de las lamentaciones masivas corresponde a una terrible verdad que tiene varias vertientes: desde hace más de treinta años los genios de todo tipo están escaseando, este factor aunado a la turbulenta vida que ofrece la fama, hace que la ultima generación que tuvimos se esté extinguiendo rápidamente.

El problema reside no en que mueran si no en que no han llegado aquellos que puedan ocupar su lugar, en el caso de los que se van como promesas se responde a la misma lógica, pudieron ser las grandes figuras que tanto necesitamos.

Que no haya genios también corresponde a una lógica que ha cambiado la ruta de acceso a la celebridad, pues primero estaba la obra, que pesaba más que el físico de su creador y después el publico que decidía seguirlo, ahora se busca quien resuelva las necesidades de un público preexistente y con base a ello se crea un producto que la cubre temporalmente y que por su misma naturaleza es efímero e intrascendente. Mientras tal vez en algún obscuro rincón del mundo quienes merecerían ser observados viven en el anonimato.

Me niego a creer que se hayan extinto aquellas cualidades que hacen que admiremos y sigamos a los demás, quizá solo estamos demasiado ocupados siguiendo espejismos banales y aferrándonos a pasados gloriosos. Tenemos una nueva tarea para 2017.