Ecos de Mi Onda

Retazos íntimos en situación amarga

Compartir

Nadie es propietario de la luz, pero todos la reflejamos, es la imagen que proyectamos, pero en las sombras…

Compartir

El amor es la única decepción programada, la única desgracia previsible que deseamos repetir.

Frédéric Beigbeder.

 

Yo no soy el propietario de la luz,

yo sólo la reflejo

 

Ahora lo comprendo

después de tanto tiempo,

todos somos iguales…

pero somos diferentes.

Las estrellas están en su lugar,

acabo de echarle una mirada al cielo.

 

Creo que no comprendes,

estás tratando de examinarme,

pero pierdes el tiempo,

si bien me agrada que indagues

y te apoyes en datos de primera mano.

Para todo el mundo hay paparazzi.

 

Que tedioso es buscar siempre al culpable

antes que ocuparse del problema.

Me gustaría consolarte

si no te burlas de mis fantasías.

Se puede dudar de merecer el cielo,

Pero todos algún día estaremos bajo tierra.

 

Ya pasaron los años y aún guardo la nostalgia

¿Recuerdas?

Té o café con unas galletitas en la mesa

y la charla en una tarde amena.

Sé muy bien que tú lo sabes,

yo sinceramente lo intenté.

 

Sin duda trato de ser protagonista,

pero el único papel que siempre he interpretado

es el que se presta para la ocasión,

según me dicta y me ha dictado

la necesidad inmediata

de satisfacer mi desdibujado ego.

 

Creo que es valioso ser sincero,

no tienes por qué dar tantas vueltas

para ofrecerme explicaciones,

no las necesito.

Tal vez las necesite luego,

por favor no me confundas.

 

El canto de las sirenas aún se escucha por el viento,

pero siempre he tenido oídos sordos,

de eso puedes estar segura

y es tan cierto

que existen evidencias en el libreto

de nuestra vida cotidiana.

 

A veces pienso que ya puedo morirme,

que ya he vivido el tiempo suficiente

viendo casi siempre lo mismo.

Luego parece entonces ser contradictorio

que aún no se me ha desvanecido

la gracia de verme sorprendido.

 

En la mano derecha llevo un guante

que me protege en este frío nocturno,

para tomar la rienda y dirigir el rumbo.

Con la izquierda registro la dirección del viento

¿A dónde voy?

No veo señales en el cielo.

 

Yo sé que existe la misericordia,

ya estoy viejo.

El reloj me sigue despertando muy temprano,

para salir hacia el trabajo siempre presuroso

a firmar la bitácora justo dentro del horario

y sigo estimando que es esto necesario.

 

Por las tardes pongo atención a las noticias

en los canales del cable,

para interpretar los pronósticos del tiempo.

Yo no soy el propietario de la luz,

yo sólo la reflejo,

yo sólo la reflejo.

 

Soy un cuerpo,

correspondo a una forma y un volumen,

absorbo y reemito energía,

pero también presiento en mi interior un alma

que no se ajusta a las leyes conocidas,

que no es prisionera del espacio ni del tiempo.

 

Acércate por favor no tengas miedo.

Debes saber que yo me desprendí de todos mis temores

una tarde nublada de septiembre,

caminabas aprisa contra el fuerte viento

que te ceñía el vestido entallándolo a tu cuerpo,

visión que se mudó en ensueño.

 

No puedo retenerte prisionera,

menos ahora después de tantos años

que no vale la pena sean contados,

todo lo tengo en la agenda puntualmente registrado,

evento por evento lo digo abiertamente.

A buena hora descorro la cortina.

 

Me dices quedito que estás decepcionada

y observo que lo expresas con firmeza,

no fui oportuno en hacer suposiciones.

Atrás quedaron los sueños mojados de ventura,

ya sólo serán eso,

se irán evaporando lentamente hacia el océano.

 

Tendré que controlar muy bien mis emociones

con el auxilio de Dios.

La brújula me indica claramente el norte,

pero no resulta tan sencillo orientarse

en medio de las multitudes,

por ahora me asimilo mejor a la oscura soledad

 

Perdóname si te molesta,

pero no puedo desterrar así nomás los compromisos

sólo porque hoy se proyectaron añejos sentimientos,

antes clandestinos en la cava de vivencias pasadas

y que explotan en esta relación inconclusa,

lastimando según el grado de las referencias.

 

Yo no soy el propietario de la luz

yo sólo la reflejo.

No me voy a esconder en las sombras

para darte una zancadilla.

No ha sido ni será mi estilo,

aunque confieso que a veces me gana la rabia.

 

Finalmente somos todos,

si bien tú y yo como eje giratorio de acontecimientos

que nos entrelazaron la vida,

sazonada con alegrías y sinsabores,

las pendientes y las piedras del camino

que juntos fuimos caminando…

 

Sigamos caminado pues… sigamos caminando.