El Laberinto

(Des) Motivaciones

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Procastinar es adictivo, ya lo sabré yo que llevo dos días iniciando este laberinto, en una semana en que mi cabeza flota varios metros sobre la tierra, supongo que por aquella sensación de sentir que todo puede esperar un poco tal vez y respirar profundo. Glorioso, hasta cierto punto, solamente.

La tecnología ofrece además un agujero negro en el que es muy fácil perderse para no pensar en eso que deberíamos estar haciendo mientras nos  da un placer instantáneo y un tanto hueco, si somos honestos. En sí que acabo de encontrar una manera muy rimbombante para llamarle al “hacerse pendejo en internet” de toda la vida.

Pero no todo es placer en la vida (por desgracia) y los paraísos son tremendamente efímeros y traicioneros, las tareas se acumulan, los plazos se vencen y entonces  el agua nos llega al cuello y nosotros en vez de ponernos a toda velocidad a nadar, decimos después, después mientras nos tragamos unos litros y nos odiamos internamente. Nos damos cuenta que era más fácil salir de la laguna caminando mientras todavía podíamos en vez de tener que pelear con la profundidad, con las corrientes y con las pirañas asesinas.

Lo cierto es que más allá del espacio personal, del  respiro y el alivio, detrás de un huevón crónico siempre existe algo más que pereza, que gusto o que indolencia: está la desmotivación con su cara gris y aburrida. ¿Pero que está detrás de la desmotivación?  Tratemos de mover la cortina.

Hacer algo que no nos gusta es el más obvio, es simplemente hacerlo por sobrevivir, por llegar a un punto o darle gusto a alguien, entonces las horas se deslizan por un camino de terracería y pues duele cada uno de ellos, si no te gusta la sopa y es lo que hay te la comes, pero no la disfrutas e igual te tardas lo posible. Hay muchos desmotivados  de estos que prefieren finiquitar los asuntos casi sin ver, pero no estamos hablando de ellos.

Otro tipo de desmotivación es la que proviene de la falta de alcance de nuestros esfuerzos que puede tener dos vertientes: que si disfrutes lo que haces o que además de que no va a ningún lado, así si amas hacer pasteles pero siempre los tiran y nadie se los come llegara un punto de desencanto y si además de que no van a ningún punto odiamos hacerlo, nace sisifo en cada mal empleado.

Si ya encontramos la causa de nuestra desmotivación, tendríamos que buscar el plan de partida, antes de la culpa nos aplaste o los otros decidan darle fin al tormento dejándonos sin un plan b y empezando uno nuevo. Yo creo que pensaré en algo que hacer… mañana.