UG hace investigación etnográfica

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Estudiante investiga el proceso de adaptación de mujeres japonesas en Celaya

REDACCIÓN/Celaya, Gto. 12 de febrero de 2020.- Con el propósito de conocer el proceso de adaptación de mujeres japonesas en Celaya, Sonia Arreguín Nava, estudiante de la Maestría en Estudios Sociales y Culturales, realizó un estudio profundo que incluyó viajar a Japón y adentrarse en los mitos y realidades de esa cultura.

Asistentes (Foto. UG)

De acuerdo al comunicado de prensa, a partir del estudio etnográfico, Sonia Arreguín reconstruyó una narrativa para mostrar el estilo de vida de las mujeres japonesas en México; sus sentimientos, experiencias y miedos, aquello que piensan y sus estrategias para adaptarse a vivir en un lugar extraño. Asimismo, exploró cómo se enfrentan a las adversidades de la multiculturalidad y las incertidumbres de un entorno ajeno.

Como lo describió Sonia en su trabajo de investigación, en años recientes la cantidad de empresas japonesas en la región Bajío ha ido en aumento, por lo que la situación económica de los diferentes estados que la conforman también se ha transformado; en particular, el estado de Guanajuato ha tenido un crecimiento de la población japonesa gracias al corredor industrial en ciudades como Irapuato, Celaya, Salamanca, León y Silao.

Así pues, gracias a las empresas transnacionales que han buscado en la región un sitio seguro de inversión, cientos de familias japonesas se han asentado en la zona de forma temporal y permanente.

La investigación realizada como parte de la tesis para obtener el grado de maestra en Estudios Sociales y Culturales, mostró el proceso en el cual las mujeres japonesas adaptan sus propios elementos a una nueva cultura, en una suerte de «reorganización del sistema cultural» que la lleve a sobrevivir la extrañeza y el desorden.

Para profundizar en su estudio, Arreguín Nava viajó en dos ocasiones a Japón, con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Universidad de Guanajuato (UG), lo que le permitió comparar la dinámica de vida en ambos países. En ese reordenamiento, afirma, las japonesas mantienen sus cotidianidades, sus ritos, creencias, fiestas y acciones en la comunidad, abriéndose al mismo tiempo a otras posibilidades de vida, so pena de sufrir la inadaptación u optar por el retorno a sus ciudades de origen.

Mantienen una identidad arraigada, el poder de la cultura sobre ellas no puede separarse tan fácilmente, y es algo de lo que es posible darse cuenta a través de la etnografía, del análisis de los lugares donde realizan una diversidad de actividades en Celaya, ligadas a su visión del mundo y sus costumbres, buscando reflejar su cultura a más de 11 mil kilómetros de distancia, añadió.

Prosiguió diciendo que la televisión se vuelve un factor de acercamiento a la cultura japonesa aún en la lejanía, «pues saben que existe un retorno y que, de dejarse llevar por la cultura de México, a su regreso todo sería más complicado».

Sonia Arreguín revela cómo diversos factores han generado que las políticas de empresas como Honda también se modifiquen y una gran cantidad de japoneses con residencia en Celaya decidan migrar a Querétaro (por cuestiones de seguridad), Irapuato (por la construcción de una escuela primaria y secundaria con el diseño educativo japonés) o León (por cuestiones laborales).

Debido a esto, la cantidad de mujeres japonesas en Celaya está a la baja, y ha generado una disminución en la sensación de comunidad y, por ende, la adaptación a este entorno se ha visto modificada, al grado que, al perder la comunidad, no hay una razón para desear permanecer en la ciudad, finalizó.