La primavera tardía

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Hugo Juárez

Lunes 1 de junio; Xikagotitlán de las Cebollas.

El helicóptero gira en el azul del cielo como un tiburón furioso, pero aquí en la calle se respira fraternidad. Es la segunda jornada de toque de queda y la séptima de disturbios en al menos 25 ciudades de Estados Unidos.

El homicidio del afroamericano George Floyd, en la ciudad de Minneapolis, transmitida al poco tiempo a todo el mundo, causó esta ola de indignación que ha dejado al menos 4 mil detenidos, daños materiales incalculables, varios muertos y un país azotado por dos pandemias: el racismo y el coronavirus.

La manifestación que se desarrolló espontáneamente en el pluriétnico barrio de Uptown, en el norte de esta ciudad, congregó alrededor de 5000 personas, todos con obligatorio tapabocas y vestidos con el uniforme de moda: negro-antifa. Portaban carteles en los que se leía: “déjenos respirar; el silencio blanco es violencia; no justicia, no paz; mi raza no es un crimen; limpia tus manos y tu corazón del virus del odio”.

En este mismo tono los oradores se dirigían al público: “Lo que hacemos hoy es para evitar que esta violencia se repita en el futuro. Han pasado 55 años de la lucha de los derechos civiles y el racismo continúa”.

Pero mientras en la calle una manifestante afroamericana abrazaba emocionada a un policía, el sur de la ciudad, principalmente en los barrios latinos, contaba otro escenario totalmente diferente. Decenas de vecinos, en su mayoría jóvenes, salían a los centros comerciales de sus suburbios para defenderlos con tubos y bates del pillaje que grupos externos a su comunidad pretendían realizar. Los videos que compartieron en las redes sociales son bastante explícitos: balazos, heridos, saqueos. Un escenario que se repetía en toda la unión americana.

El resto de la ciudad, que apenas sale de su largo invierno, se encuentra con barricadas policiales por sus principales calles y un centro histórico que luce desierto luego de varios días de disturbios, que sin embargo no detuvo el mitin en el norte de la ciudad que después derivó en una marcha. Todos gritando una sola consigna: Black lives matter!

Hugo Juárez

Fotografía de la portada: Chicago, 1968.