Desde el Faro

“SOY MUY FELIZ”: GERARDO URIBE

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A veces me siento como uno de los renglones torcidos de Dios, pero en realidad, camino en línea recta, nací en este cuerpo, pero no soy un discapacitado”, así, Gerardo Uribe Aguayo afronta su condición de pintar con la boca y con el pie.

Con la seguridad que dan los años de estudio, trabajo y penurias, el artista recuerda algo que no es una novedad, pero que debería estar presente en el día a día de cualquier ser humano: “el límite está en la mente”.

Gerardo también recuerda cómo su abuela, a la edad de 4 años lo puso en pie y lo alentó a caminar y cómo el tío Luis construyó una andadera para que el entonces niño anduviera por toda la casa.

También narra los momentos del recreo en la escuela, donde sus hermanos y compañeros empujaban con endemoniada velocidad el carrito en el que él se transportaba, al principio, esto lo soportó con terror, pero después, lo disfrutó al sentirse parte del juego en el que todos participaban. Al terminar la educación primaria, fue inscrito en un colegio de la Ciudad de México donde comenzó a pensar en temas como el destino, el sentido de la vida, los límites del ser humano, el infinito, e incluso, Dios.

Años después, estos pensamientos despertaron su interés en la filosofía y decidió estudiarla en la Universidad de Guanajuato, ahí obtuvo otra visión de la vida y sus expectativas cambiaron, sus ganas de aprender lo condujeron a tomar clases sobre teoría del arte, pero como no todo es vida y dulzura, también fueron tiempos de hambre, que eran mitigados cuando, los fines de semana, regresaba a su pueblo, Dolores Hidalgo, y en la fonda de la tía Belén, era bien atendido; otra vez, el amor aparecía en la existencia de Gerardo.

Ya para 1987 empezó a ser reconocido por su obra artística y por ser un ejemplo para los jóvenes, el presidente Miguel de la Madrid le entregó el Premio Nacional de la Juventud, era la primera vez que se entregaba dicho premio en nuestro país.

Luego llegaron las titulaciones, la licenciatura en filosofía, en 1989; el grado de maestro en estética y filosofía del arte, en el 2005, y el doctorado en artes, en el 2014.

En cuanto a exposiciones, colectivas e individuales, Gerardo ha participado en: Estados Unidos, Austria, Argentina, Italia, Hungría, Portugal y China, con estudios en España y en el Principado de Liechtenstein, con una beca otorgada por la Asociación Mundial de Pintores con la Boca y con el Pie.

Eso sí, es perdedor de todos los concursos en los que ha participado, además, ha sido rechazado por el comité que se encarga de seleccionar a los artistas guanajuatenses que participan en el Festival Cervantino. Sin embargo, no deja de pintar con mucho entusiasmo para dejar un legado importante desde el punto de vista estético y dar un aporte valioso a la historia de la pintura en México.

SATISFACCION PLENA

Con verdadera satisfacción, Gerardo recuerda uno de los momentos más agradables en su carrera, cuando la revista Colmena Universitaria reprodujo en la portada y en interiores algunas de sus obras; en el frente se observa un paisaje marino de Cabo San Lucas; y adentro, paisajes urbanos de la ciudad de Guanajuato, bodegones, y retratos, en especial, un óleo con calabazas, y un texto en el cual el doctor en filosofía del arte escribe sobre la estética.

Por eso y muchas cosas que le han sucedido, Gerardo no duda en reiterar: “no sufro más que algunas otras personas, yo tengo muchas cosas para ser feliz, no se engañen, así como estoy soy muy feliz”.