El Laberinto

Divide

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De niña me enseñaron a competir
con las que debí haber querido
en vez de enfocarnos en vivir,
lamento tanto haberlas herido.

El premio, una decepción
el odio de quien si es igual
y en cambio la aprobación
de aquellos que nunca
por nada te verían como tal.

A golpes violentos,
a lucha solitarias
sin nadie con quien llorar,
conquistar ciudades precarias
que luego habría de entregar.
vencida sumisamente
al que “me eligió entre todas”
o a la ciega aprobación
de quienes solo buscaban
mi instrumentalización,
el ajuste de medidas
y el ajuste a las medidas de ajuste,
no solo corporal sino social,
dar lo que te pide el capataz
y más, siempre más.

Divide y vencerás, se sabe,
si no se hablan entre ellas,
puedes cortejar a más,
que además de ti dependen
pues entre ellas no se quieren,
creerán lo que les digan,
nunca saldrán con amigas,
no existen parámetros de comparación,
el yugo que nos imponen
va directo al corazón.

Y es por ello que agradezco
infinitamente a mis amigas
que se alegran cuando crezco
que me curan las heridas.

Esa mirada femenina
que me entiende
y me encamina
qué es tan dura cuando debe
pero nunca me lastima.