Ópera para todos
Llegó a la ciudad para descansar, le habían dicho que a cada paso ahí se respiraba placer, el que proporciona el arte; recorrió calles, asistió a conciertos, alzó la vista para ver edificios y pudo comprobarlo; ante la oleada de sentimientos y sensaciones, detuvo su peregrinaje. Había encontrado lo que buscaba: un sitio no tan lejano a su patria, lleno de motivos para vivir, y ancló su destino.
Atrás quedaron muchos años de trabajo en universidades de los Estados Unidos, ahora tenía enfrente otro país, otras personas a quienes conocer, otra realidad. No hablaba español, pero tampoco tenía problemas para relacionarse con sus vecinos, estaba a gusto, tranquila; sin embargo, algo faltaba en su nueva vida, no sabía qué; volvió a recorrer calles, visitar galerías, ver templos, escuchar música, muchas cosas estaban ahí, pero….
Sus inquietudes se calmaron al darse cuenta que hacía falta montar espectáculos de ópera; no podía comprender cómo, habiendo excelentes músicos, cantantes y el bullicio de una ciudad llamada “patrimonio cultural de la humanidad”, no hubiese dicha oferta cultural, y casi de inmediato soñó con llevar el arte a los teatros, plazas y jardines de Guanajuato, proyecto que en su momento parecía irrealizable.
Era 2009, con sus propios recursos, obtenidos por su jubilación en la New York University, donde por cierto, obtuvo la maestría en artes escénicas, Kate Burt comenzó a darle vida al atrayente deseo; obtuvo el apoyo de integrantes de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, formó a cantantes y actores infantiles y juveniles, y 2 años después, pudo montar la ópera Amathl y los Visitantes Nocturnos, de Gian Carlo Menotti, bajo la dirección del joven talento guanajuatense, Iván López Reynoso. Logró con ello entusiasmar a los niños por el arte operístico.
Ese primer éxito aumentó el deseo de llevar espectáculos a teatros y a escenarios al aire libre; su entusiasmo provocó celos en oficinas del Gobierno del Estado y en otros espacios, todos los obstáculos fueron superados, y en 14 años ha montado 8 óperas en los teatros Juárez, Principal y Bicentenario; entre las obras se recuerdan: Dido y Eneas, de Henry Purcell; La Coronación de Popea, de Claudio Monteverdi; La Hija del Regimiento, Hansel y Gretel, y Amathl y Los Visitantes Nocturnos.
También en la calle Sopeña y en la Plaza del Baratillo los guanajuatenses han escuchado arias de ópera con el proyecto “Opera en los Balcones”; destaca el programa ofrecido en el Mercado Hidalgo, donde al final, la gente pidió “más ópera, por favor”. Mientras que el Coro de Opera Guanajuato ha participado junto con la Sinfónica de la Universidad en las Sinfonías 2 y 3 de Shostakovich, la Octava de Mahler, y en la Novena Sinfonía de Beethoven.
Para la próxima edición del Festival Cervantino, la compañía teatral montará “El Servidor de dos Amos”, de Carlo Goldoni, el lunes 23; así es parte de la historia de la estadounidense, que contagia entusiasmo y que ancló su vida a Guanajuato.