Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Malos y mediocres

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Un singular encuentro por asuntos vecinales, con un sujeto que se asumía como ingeniero y asistió a conocer avances, con relación a compromisos asignados a la Delegación Coyoacán a propósito del pomposamente llamado “presupuesto participativo”, nos da una radiografía de la forma en que opera la burocracia del gobierno de la ciudad de México. Luego de intentar tratar a los vecinos como si fueran párvulos y ante la falta de argumentos para contrarrestar los señalamientos de incumplimiento —que dicho sea de paso, correspondían a compromisos asentados en un acta que el sujeto portaba— de manea airada señaló: “eso no me corresponde”, yo soy “iniciativa privada» y solo “vengo a ver lo relativo a unos nuevos juegos infantiles que Ustedes solicitaron” (¿¡¡!!?).

El caso que cito, seguramente se multiplica en las 16 delegaciones y en muchas dependencias del gobierno federal y de los estados de la república donde la ciudadanía se hace preguntas como: ¿Por qué un comerciante que vende juegos infantiles al gobierno de la ciudad, asiste para atender a la población, con originales de actas oficiales, celebradas y firmadas; y además porta formatos de minutas oficiales para asentar lo ocurrido en la reunión citada? ¿Estos pseudo empresarios incluyen en sus servicios la subrogación de algunas funciones que la ley impone a burócratas a quienes se les paga con nuestros impuestos? ¿De verdad el sujeto en cuestión —y todos los clones que cada funcionario protege— pertenece a la iniciativa privada? o simplemente se avergüenza de ser el burócrata encargado del enlace con proveedores predeterminados, que son parte del negocio con los gobiernos.

Aceptando si conceder, que el encargado de la delegación que cito como ejemplo, sea parte de la iniciativa privada, el desempeño que mostró en solo media hora permite entender porque empresas “de clase mundial” como CFE, que basa un buen porcentaje de su funcionamiento en subsidiarias privadas diversas, terminan con déficits de miles de millones de pesos. ¿Por qué asistió este personaje y no otro proveedor? ¿Puede CFE responder a sus clientes cuando ha diluido[1] la responsabilidad de ofrecer a la población un servicio básico como la energía, entre comerciantes que compiten entre sí, ganando licitaciones por bajos precios aun cuando la calidad de sus servicios sea pésima? ¿Cuánto se reparte a quien, por el cambio indiscriminado de medidores, obligando a una ciudadanía desempleada en alto porcentaje a realizar gastos imposibles de asumir?

Ser de iniciativa privada no significa garantía de calidad, a las decenas de “concesionarios” para el servicio y mantenimiento de lavadoras, secadoras, refrigeradores etc. que pululan en Iztapalapa o el norte de la ciudad, y a los cuales se acude cuando el alto voltaje que le manda CFE, las descompone sin que ninguna de las empresas[2] que les da esa categoría, los vigila; si acaso les ofrece un curso básico para garantizar, no la satisfacción del cliente, sino la venta de sus refacciones.

Suman miles las denuncias que se han hecho por actos que violentan no solo las leyes, sino los más elementales derechos humanos, realizados de manera cotidiana, por constructores —de puentes, segundos pisos, presas etc.,— perforadores de pozos petroleros, responsables de plataformas marinas que siempre tienen ganancias; pero producen a PEMEX las pérdidas anunciadas por el presidente de la república. ¿Cómo es que una empresa que funcionaba con suficiencia no solo para fortalecer el erario de la nación sino incluso para ser “el arca abierta en la cual hasta el justo peca” que fue de avanzada por las altas calificaciones de sus especialistas formados en instituciones educativas mexicanas, llegó a este punto? ¿Quién es más culpable, los mediocres y malos administradores de la iniciativa privada o los funcionarios ineptos e irresponsables que les han dado contratos violatorios de la ley y el interés nacional? ¿Hay porcentajes en la corrupción e impunidad asociada a estos dos sectores?

Si el ejemplo del vendedor de juegos infantiles, no fuera suficiente, veamos el caso de Mexicana[3] de aviación. ¿Por qué no se ha perseguido a ese administrador de la iniciativa privada que la llevó a la quiebra? Suponiendo que esa quiebra no fue provocada para favorecer a los competidores que ahora usufructúan las rutas que eran propiedad de Mexicana ¿Pensó en algún momento, alguien del gobierno, en el daño que le provocó a millones de usuarios nacionales y extranjeros? ¿A quién y con cuánto benefició en estos 19 meses de inactividad de Mexicana? ¿Podemos seguir el dinero en casos como la cancelación de Luz y Fuerza, que dio lugar a un monopolio —CFE— de energía eléctrica más violento en contra de la población? ¿El aumento generalizado de tarifas es para resarcir el 21% de pérdidas que ha tenido la empresa después del relevo en su manejo administrativo? ¿Por qué el autoritarismo y los oídos sordos a una población harta de tanto abuso? ¿Estos pseudo empresarios y pseudo políticos también pasaron la primaria de panzazo? ¿Se les ha beneficiado con becas millonarias en negocios educativos? ¿Cómo es que no aceptan su condición de reprobados?

Afortunadamente no soy presidente, ni trabajo en oficinas que deberían sentir pena, por los quebrantos de estas y muchas empresas que le dieron, en el pasado, empleo a muchos mexicanos capacitados que hoy por hoy están excluidos de las actividades productivas y sociales de la Nación. Empresas convertidas en “patito” a las que luego tratarán de rescatar con los impuestos producto de nuestro esfuerzo; pero sí me duele —y a veces hasta me enoja— como ciudadana, la mediocridad, no solo de la alta burocracia, sino de pseudo empresarios que imaginan que solo con solo portar una tarjeta de “iniciativa privada” lograrán —por ósmosis— contar con capacidades técnicas y éticas que no se venden en los tianguis.

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[1] La CFE, ha contratado un call center para recibir quejas, y son diversas las empresas que colocan postes (y no recogen el cascajo que dejaron), podan árboles, tienden líneas (que de inmediato se roban y que cobran por volver a colocar), hacen lecturas (amañadas y manipuladas), atienden suspensiones y reparaciones (con proveedores diversos según el daño etc.).

[2] Transnacionales, como GE, Whirpool y otras.

[3] “Mexicana era la empresa nacional que controlaba 32 por ciento del mercado doméstico y tenía 64.9 por ciento de participación en el mercado internacional de pasajeros, seguida por Aeroméxico, Volaris, Vivaaerobus y Aeromar. De ninguna manera Mexicana es mal negocio” (La Jornada, 11/08/10).