Candil de la Calle

Premiado y Censurado

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El mundo se halla desgraciadamente a merced de los necios.

Talmud

Saúl Arellano Almanza recibe la condecoración del Congreso estatal (Foto: Especial)

Pisar las calles de Guanajuato implica andar siempre sobre las huellas del ser nacional, escribió el investigador Saúl Arellano en las primeras líneas del discurso que preparó para pronunciarlo en la sesión solemne del Congreso del Estado la semana pasada, cuando hablaría a nombre de los galardonados con las medallas y reconocimientos a los méritos ciudadanos, cívicos, del periodismo, artes y demás categorías que entrega cada Legislatura.

Saúl fue invitado por la directiva del Congreso para cumplir con la formalidad de ser la voz de todos los premiados en esta ocasión. Los mismos diputados que el día de la ceremonia lo callaron, lo quisieron ningunear, lo censuraron.

Lo dejaron fuera del programa así, sin avisarle, sin explicación, con inadmisible descortesía y un insoportable tufo a intolerancia, a desagrado.

A incomodidad.

Previamente, un empleado del Congreso había cumplido con la encomienda de “sugerir” a Arellano, miembro del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, el CEIDAS, que “matizara” o peor aún, que evitara la crítica política. “No politizar el discurso”, fue el mensaje.

Vaya. No politizar el discurso en la Cámara de Diputados, donde para colmo en estos tiempos hierven los jugos electorales y todo, hasta lo que no amerita, es politizado en aras de sacar ventaja y denostar al contrario.

Dicho sea, el discurso de Arellano habló por muchos. Por los que vivimos, revisamos, analizamos, documentamos, convivimos en la realidad del estado, en la realidad del país. Y no politizamos.

Su tarea más reconocida en los meses anteriores ha sido ésa, analizar, documentar, interpretar, hasta llegar a la sistematización de una serie de ensayos que documentan la realidad de la riqueza y de la pobreza, de los indígenas, de las mujeres, de los jóvenes, en Guanajuato, con esa mirada, la del investigador.

¿Qué significa esto? Sencillo. Que podemos o no estar de acuerdo con él, pero la información que reúne y su análisis se basa en la realidad. Lo es, tanto como las estadísticas oficiales, institucionales, censos, a los que recurre como todo investigador para sustentarla. A menos que para los diputados locales la estadística oficial no exista o sea apócrifa en tanto no la quieren ver.

No les gustó el discurso de Arellano, el que habló de los pendientes de la democracia; de la ruptura del pacto social; de la riqueza oprobiosa de unos cuantos y el mar de frustración en que se ahogan otros muchísimos; de cómo por cada guanajuatense que vive en condiciones de bienestar dignas, otros cinco subsisten con alguna carencia elemental, o con todas las necesidades insatisfechas.

No les agradó la idea de que, micrófono en mano y en medio de la sesión solemne, pusiera sobre la mesa los requerimientos de la democracia incompleta: la necesidad urgente del cambio que transforme corrupción en transparencia y rendición de cuentas, que se encamine a la erradicación de la pobreza, que revierta la persecución en contra de defensores de derechos humanos y periodistas en tolerancia y ejercicio de las libertades… que no pretenda silenciar con el peso del autoritarismo a las voces discordantes o incómodas.

Qué chiquitos se vieron los diputados; los de todos los partidos, porque todos tendrían qué sentirse aludidos por la parte que les toca de este diagnóstico guanajuatense.

Pero no nos pueden silenciar a todos.

*

Verónica Espinosa es periodista. Ha desarrollado una importante trayectoria en medios impresos y electrónicos de la región desde hace ya varios lustros. Actualmente es corresponsal del semanario Proceso en el estado. Con más de una década de emisiones radiofónicas a sus espaldas, Candil de la Calle, prestigiada columna de opinión, análisis y crítica política ahora llega cada miércoles a través de igeteo.mx por escrito, para descubrir la desnudez de la política y la observación acerada sobre la cosa pública.