Piensa erróneamente, si quieres, pero en cualquier caso, piensa por ti mismo.
Eprhaim Gotthold Lessing
El Honorable Ayuntamiento, el Síndico, el Secretario del Ayuntamiento.
La misma cosa.
Es muy probable que el Instituto Municipal de la Mujer sea uno de los escasos, quizá el único organismo de su tipo en el estado de Guanajuato que opere y brinde los servicios mínimos, iniciales, sujetos a presupuestos y organigrama escaso, que deberían brindar en el concepto y para los fines con que fueron creadas estas instituciones.
No son muchas, y sí muy limitadas, las facultades, atribuciones y posibilidades que se otorgan a este tipo de organismos que han surgido más por una moda que por el convencimiento que pudieran tener los gobernantes en turno de la necesidad de que exista, cosa que se ha ido demostrando al tiempo.
Violencia doméstica, laboral; altísimos niveles de embarazos adolescentes, una creciente agresión hacia niñas —que estamos viendo en las noticias diarias de nuestro estado— y la carencia de políticas públicas que incidan en propulsar la dignidad de la vida de cientos de miles de mujeres, muchas de las cuales son cabeza o jefas de familia, en el territorio guanajuatense, son sólo algunos —unos cuantos— de los aspectos que han puesto en evidencia que a estas alturas, no se ha entendido en la vida pública del estado las incipientes funciones y posibilidades de una institución como ésta, en medio de una tendencia estatal de retroceso en el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres.
Hoy el debate público municipal —y también lo que muy claramente se aprecia como un embate ignorante y malintencionado desde algunos espacios de opinión pública— se ha centrado en atribuirle a la actual directora del Instituto Municipal de la Mujer, Iovanna Rocha Cano, la tremenda hazaña de orquestar, ella solita y con el dominio absoluto y pleno del Hache Ayuntamiento, su ratificación, en una artimaña que engañó a una pléyade de ingenuos que toman las decisiones fundamentales en este gobierno municipal.
Vaya pues.
Se trata del mismo Cabildo que aprobó la creación del Instituto, como aprobó el nombramiento de la directora, como conoció y aprobó un reglamento que fue revisado tal como correspondía por Secretario del Ayuntamiento y por Síndico, y como revisó y aprobó la conformación de un consejo como órgano de gobierno integrado por diversas representaciones del propio Cabildo, del Gobierno del estado, de la sociedad civil y de la Universidad de Guanajuato.
A todos ellos chamaqueó la directora del IMM para quedarse en el puesto otros cuatro años.
Ahora el Ayuntamiento asume un “error de procedimiento” y que por eso hay que “reponer el procedimiento” para designar al consejo, y que por eso, la ratificación de Rocha Cano está en el aire, si es que no se antoja complicadísima por la embestida pública que ha sido favorecida ampliamente por sus detractores en el propio gobierno municipal.
Y entonces se olvida en el servicio público que, estando adentro, en la función, se despoja uno de misoginias y prejuicios primarios y evalúa perfiles, metas, desempeños, capacidades.
Cuando Iovana Rocha asumió la dirección del Instituto Municipal de la Mujer cuestioné la experiencia y su perfil para el cargo, y dejé sobre la mesa mis expectativas sobre lo que podría hacer al frente del organismo.
Me atengo a ello. Y termino donde comencé. Sólo es cosa de evaluar lo realizado.
Y si a esas vamos, el Hache Ayuntamiento tendría que poner tremendas barbas a remojar, ¿eh?
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Verónica Espinosa es periodista. Ha desarrollado una importante trayectoria en medios impresos y electrónicos de la región desde hace ya varios lustros. Actualmente es corresponsal del semanario Proceso en el estado. Con más de una década de emisiones radiofónicas a sus espaldas, Candil de la Calle, prestigiada columna de opinión, análisis y crítica política ahora llega cada miércoles a través de igeteo.mx por escrito, para descubrir la desnudez de la política y la observación acerada sobre la cosa pública.