La famosa y prestigiada novela Cien Años de Soledad (1967) del colombiano Gabriel García Márquez, es una de las novelas más importantes del llamado “boom” de la literatura latinoamericana, es una de las novelas traducidas a más lenguas en el mundo y con más de treinta millones de ejemplares vendidos, sobra decir que quizá sea la obra más importante de su congraciado autor.
La novela se compone de 20 capítulos en los cuales se describe la historia de la familia que protagoniza el libro, la familia Buendía, cuya existencia logra ser el tema y pretexto ideal para la composición compleja y fantástica que toda la trama del libro maneja.
Uno de los principales recursos de los que se vale el autor, es el de la constante repetición de un ciclo, marcado por los nombres de los personajes, que se repiten durante varias generaciones familiares mostrando siempre el mismo destino (o al menos un destino muy similar) para aquellos miembros de la familia que fueran portadores de nombres iguales de generación en generación.
Pronto la repetición de historias se vuelve casi indistinguible, de no ser porque los lectores vamos siendo guiados por otra línea temática capaz de conservar el orden y la linealidad de la trama. Este recurso se representa a través de la historia evolutiva del lugar donde la trama familiar se desarrolla, un pueblo llamado Macondo, cuya historia es marcada por la fundación, desarrollo y decadencia de un pueblo que en un principio no conoce ni siquiera el hielo y cuyos habitantes poseen una vida congruente con ese pueblo pequeño y apenas fundado.
Posteriormente entonces el pueblo va convirtiéndose en una pequeña ciudad con todos sus beneficios y conflictos, llegando a su esplendor y posteriormente a su decadencia; esta historia puede percibirse como una línea totalmente independiente pues su estructura es individual y podría aislarse de la historia de la familia protagonista, sin embargo es esta independencia lineal la que nos permite a los lectores realizar una lectura guiada y que no acabemos perdiéndonos en aquel mar de nombres y destinos repetidos; de este modo el autor nos brinda dos historias paralelas pero a su vez dependientes una de la otra.
Pero aquellos recursos que vuelven a Cien Años de Soledad una novela tan especial es la presencia de un recurso muy frecuente en la literatura latinoamericana, llamada “realismo mágico”, que consiste en la mezcla de sucesos sobrenaturales que permiten el transcurrir de los hechos reales y aunque debe quedar claro que siempre al hablar de literatura se habla de ficción, el llamado realismo mágico combina con una hábil verosimilitud eventos que son verificables en la realidad con acontecimientos totalmente sobrenaturales, creando así una atmósfera muy peculiar impregnada del folclor de la región a la que la novela pertenece, pues la presencia de lo sobrenatural en ella está basada en las creencias legendarias de los pueblos antiguos sudamericanos.
Así Cien Años de Soledad representa un buen ejemplo del estilo que consagró a toda una época de la literatura latinoamericana, “el realismo mágico”, siempre teniendo como eje principal varios temas de interés general y opinión polémica como la política, la religión, la locura, el incesto, la soledad, las disfunciones familiares, la guerra, etc.
Está de más decir que Cien Años de soledad es una pieza clásica de la literatura latina y los estudios académicos y que por supuesto es un libro ampliamente recomendable e incluso de conocimiento obligado, pues representa una parte fundamental de la literatura universal.
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Yunuen Alvarado Rodríguez (1989, León, Gto.) es licenciada en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato.
