Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Transparencia

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La tradición judeo-cristiana considera al ser humano como “pecador”, lo cual significa que no somos perfectos, que por lo mismo y en una norma comunicada con oportunidad a la humanidad, perdimos la inmortalidad y resultamos en personas proclives a muchas conductas reprobables, entre ellas la deshonestidad o lo que en los tiempos modernos se ha convertido en algo generalizado: la corrupción.

No sin preocupación de muchos, la corrupción parece ser el distintivo del mexicano y muy especialmente de aquellos que se dedican a la política; y sin soslayar que la contraparte del político casi siempre es un empresario y que este fenómeno va más allá de cualquier frontera o nacionalidad, lo cierto es que desde antes de la colonia, la triple alianza[1] —México, Texcoco y Tacuba— contaba con un muy bien organizado sistema de tributación que estructuraba y controlaba el cihuacóatl a partir de lo recibido o recogido por los calpixque.

Esta actividad empieza a formar parte del derecho internacional cuando la Nueva España se constituye en el soporte financiero más importante de “los reyes” y si bien como comprendían los Mexicas y pueblos de Anáhuac en general, tales tributos deberían ser manejados evitando dispendios mediante la regulación del gasto, nunca se dejó de lado la realidad de la ausencia de buen juicio y el exceso de ambición de algunos en muchos casos peninsulares. Esto motivó que en el México independiente los funcionarios de hacienda de Indias, se convirtieron en antecedente del departamento de cuentas y rentas, la tesorería General de la Federación y la contaduría mayor.

La explosión demográfica, los avances tecnológicos y la ancestral inclinación del humano al abuso, son algunos de los factores que impulsan la urgencia de medidas de control desde la Constitución de Apatzingán, la ley penal para empleados de hacienda luego de la Constitución de 1847; la de responsabilidad de los altos funcionarios en 1870, la de Responsabilidades en 1896 y las que se fueron sucediendo luego de la Revolución y la promulgación de la carta magna que nos rige. Desde 1917 las figuras de auditores y contralores existen en nuestro sistema político-administrativo, en algunas etapas centralizadas y en otras disperso, el control ha estado presente a lo largo de la historia y se sistematiza a partir de 1983 de manera unitaria. La Secretaría de la Contraloría, hoy de la Función Pública, con el concurso de otras dependencias como el IFAI, son parte del sistema que pretende llevar a buen puerto el anhelo perene de los mexicanos de que sus aportaciones al erario, vía impuestos, derechos y otros, sea usado con honestidad y eficacia.

En este contexto resulta relevante un evento de información de SENASICA una dependencia de la SAGARPA, dedicada a mejorar el nivel de la sanidad, minimizando riesgos a la salud y la economía por plagas y enfermedades, principalmente las que nos puedan llegar de otras latitudes. Ni hablar, aprendimos sobre el objeto de la protección sanitaria, las líneas de estrategia para lograrlo, la magnífica noticia de ser un país casi en 100% libre de plagas, el sistema de correlación de responsabilidades mediante tratados y acuerdos internacionales con media centena de países; los riesgos que presenta el turismo y la inmigración en la materia. Se nos dieron cifras muy alentadoras, acerca del aumento de rastros TIF[2], de entrenamiento a binomios  —perro y humano— para detección de productos que pueden estar contaminados y hasta entramos a un sofisticado laboratorio, que procesa muestras de transgénicos, para corroborar que lo informado por el productor de la semilla o planta —genéticamente transformada en los grandes laboratorios transnacionales— corresponden a lo que se está sembrando.

Por supuesto, más allá de porcentajes, número de trampas, muestras procesadas, insectos estériles producidos para control de plagas y otras cosas, que a muchos convendría conocer para dar espacio también a lo positivo, poco se dijo acerca de costos globales de la dependencia[3] o beneficios para la economía interna contra la de exportación; pero con todo es un magnífico comienzo. Ojala que muchas otras dependencias invitaran a la gente a conocer sus entrañas. Bien por la páginas web que nos hablan de las tareas mucho mejor de lo cual imaginamos; felicidades por contar con programas de promoción de cultura —en este caso sanitaria— pero sería lo máximo que este tipo de ejercicios dejen de ser excepcionales y se conviertan en un cambio sustancial de la percepción del pueblo hacia sus instituciones.

Nos urge como nación recuperar la confianza que alguna vez tuvimos. La pertinaz forma de comunicar preferentemente lo malo —muertos, fraudes, abusos etc. — ha sido un factor de división, enfrentamiento y proliferación de conductas reprobables. Contemos también lo bueno. Si en este tipo de informes algo falta, atrevámonos a preguntar para que el anhelo de transparencia en el gasto y eficacia en la acción se convierta en realidad.

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[1] Aun cuando en Los textos se habla de reinos, este concepto era más bien europeo y no necesariamente corresponde a la estructura precolombina

[2] Para que en la matanza ni se cometa crueldad con el animal ni se contamine le producto que luego comeremos.

[3] La excepción fueron los 350 millones aplicados para apoyo al sacrificio de ganado.