Candil de la Calle

Ceremonias

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¿Actuar fuera de la ley, para qué? Se puede eludirla mejor estando dentro.

John Mac Donald

Este periodo de transición política nos puede servir a nosotros, ciudadanos guanajuatenses, para tomar el pulso a las formas de los representantes de la clase política gobernante, los que se van y los que llegan.

Para ratificar nuestra impresión inicial; para convencernos de que estábamos en lo correcto sobre lo que pensamos de ellos durante tres años o todo un sexenio; para guardar algunas o muchas esperanzas sobre el sello de aquéllos que inician nuevos periodos en la administración pública… o para documentar nuestro optimismo, al estilo del inolvidable Carlos Monsiváis —el sabio Monsi— con las desfachatadas veleidades del poder en turno.

La marca del zorro, pues.

La semana anterior fuimos testigos del relumbrón que en sus agónicas horas nos embarraron los integrantes de la Legislatura saliente, al presentar un “informe conjunto” de actividades en el fin del trienio y en el “nuevo” edificio que será sede el Poder Legislativo de Guanajuato.

Una obra de dimensiones colosales, para la proporción arquitectónica y paisajística de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, que invade algunos de sus cerros inmisericorde, que está costando millones y millones de pesos, que se ubicó en un sitio cuestionado por su original vocación dentro del orden territorial y la preservación ecológica, y el etcétera que le sigue.

Un inmueble en obra negra. Hasta ahí llegaron las alfombras rojas, los invitados de pipa y guante, que fueron testigos de la develación de una placa así, de dimensiones grandotas —no grandiosas— para dejar a la posteridad el magno testimonio de a quiénes hay que agradecerles el despilfarro, y de la piedrotota donde se inscribieron los nombres de cada uno de los legisladores y legisladoras —el nombre de Gerardo Trujillo en su calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política con letras de mayor tamaño, obvio—, como la firma del delincuente que desea ser reconocido por su audacia al consumar el atraco.

En la noche del martes, derrumbada una cuasi cómoda mayoría para el Partido Acción Nacional en la nueva Legislatura gracias al ahora defenestrado, odiado e ilegal Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación —eso dicen los panistas— que les quitó nada menos que a su flamante coordinador parlamentario Humberto Andrade Quezada (al que ya habían presentado y quien ya hacía funciones como tal en la transición que no alcanzó a consumar), el panismo se derrumbó también en forma y diplomacia, y mostró el cobre: hizo berrinche y le negaba a la diputada del PRD que alcanzó la curul arrebatada a Andrade Quezada, los pases para sus respectivos invitados, además de que se negaba a “concederle” una sola comisión a la triada perredista.

Sana, sana, colita de rana

Este miércoles, el panismo —otra vez— dará cuenta del acto protocolario donde rendirá protesta Miguel Márquez Márquez como el gobernador por los próximos seis años —eso parece— en el Palacio Legislativo de la capital. Pero horas más tarde, desplegará larguísima alfombra roja en el monumento olivista para los leoneses… a donde quizá Oliva no vuelva a aparecerse en un tiempito, el Teatro Bicentenario.

Ahí tomará protesta el gabinete legal y ampliado del nuevo gobernador. Ahí se encenderán las luces y se brindará por el panismo reinante.

Ahí estarán algunos que estarán pensando: “Quién sabe si habrá una próxima vez”.