Candil de la Calle

Alerta: la alerta no sirve

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Si Eva hubiera conocido el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género humano? Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominará. Que todas esas historias son puras mentiras que Adán contó a la prensa.

Eduardo Galeano

Este martes sesionó de manera extraordinaria el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Lo conforman representaciones de los Institutos de la Mujer en las entidades y lo coordina la Secretaría de Gobernación.

El asunto medular era analizar la petición hecha por el Centro las Libres para emitir una Declaratoria de Alerta de género y desencadenar un mecanismo de prevención para detectar y frenar una sintomatología de violencia dirigida a las mujeres por el hecho de serlo.

Para el momento en que Las Libres presentaron la solicitud, 24 mujeres habían sido asesinadas en el territorio guanajuatense. Ahora hay tres víctimas más, la última de las cuales fue presuntamente asesinada por su novio en la ciudad de León.

Esta es la segunda ocasión desde que existe este mecanismo previsto en la Ley general para prevenir y erradicar la violencia hacia las mujeres, que desde Guanajuato organizaciones de la sociedad civil demandan la declaratoria, que en teoría obliga a los gobiernos a desencadenar una serie de medidas que no les son para nada atractivas, como instrumentar una campaña para advertir a las mujeres en el territorio respectivo qué riesgos corren o cuáles son las zonas de particular peligro para nosotras.

Todo es teoría, todo está escrito en la ley, pero en la práctica esta alerta no ha sido aprobada en las diversas ocasiones en que desde Guanajuato u otras entidades —como Oaxaca o el Estado de México— se ha solicitado. ¿El meollo del asunto? La voluntad política.

La política.

La politiquería.

Parece ser que el mecanismo está hecho para que nunca se convierta en realidad, a menos que haya alguna matanza masiva de mujeres ordenada por algún enemigo político del gobierno en turno, al que valga la pena acusar.

En teoría, las solicitantes esperaban que, siendo ahora el gobierno federal nuevamente del PRI y el estado gobernado por Acción Nacional, el mecanismo obedeciera a esa voluntad política —de fregarse al de enfrente— y fuera activado.

Ni así.

Por una razón muy simple: ellos se cuidan las manos. Y las espaldas.

No quieren entrar en los profundos e intrincados caminos mediáticos de advertir sobre un Estado que no protege a las mujeres, que permite la impunidad o la incentiva, que limita sus derechos en aras de principios religiosos o creencias personales de los políticos-servidores públicos, o que exhibe su atraso y sus prejuicios para garantizar el pleno ejercicio de todos y cada uno de los derechos que son reconocidos por las convenciones internacionales (a las que México está suscrito).

Ya lo dijo la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU hace un par de años: en Guanajuato no se cumple con el deber gubernamental de proteger a las mujeres y a sus derechos. Y ello sigue ocurriendo, pues los anuncios rimbombantes de programas y decretos más recientes aún no se traducen en un bienestar pleno para el género.

Eso no es prioridad para el gobierno federal. Hay alianzas políticas más importantes, y hay pretextos mejores para el ataque al adversario electoral.

Definitivamente, poner a las mujeres —electoras mayoritarias— de por medio, es algo a lo que todos le sacan.