El Laberinto

Calaveras sonrientes

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El próximo viernes se celebra el Día de Muertos (Archivo)

Aunque actualmente nuestro prehispánico y posteriormente cristianizado día de muertos se encuentra viviendo promiscuamente con el importado y paralelo halloween, llevado por culpa de las papas que se murieron (otra vez la muerte) en Irlanda hasta nuestro vecino del norte, existe una diferencia de fondo que además sirve para distinguir a la hora de comprar parafernalia mercancías locales de mercancías importadas y esta es que nuestras calaveras no dan miedo, al contrario, sonríen.

Imaginemos que usted está organizando una fiesta y que se le presentan dos escenarios, el primero es que va a venir la gente que hace mucho que usted no ve y que estima de verdad, el segundo es que su fiesta será de tipo masivo, con puertas abiertas y que no sabe a ciencia cierta quien llegará a su convite y que aunque esto incluye a la gente que desearía ver también da la oportunidad de presentarse a mala copas, ladrones, extraños con intenciones indescifrables y aguafiestas, pues bien esta es, de manera muy simplonamente explicada, lo que distingue el día de muertos del halloween, en ambos casos es una noche especial donde se abre la posibilidad de contacto, pero en el primer caso se trata de una hermosa reunión familiar paranormal y en el segundo, de un peligroso pandemónium, eso nos explica los disfraces y las caras amenazantes de las calaveras sajonas, hay que poner por seguridad, cadeneros en las puertas abiertas.

La fecha que comparten las fiestas es todo menos casual, y corresponde justamente a la cosecha, donde aquello que enterramos regresa  revalorizado por el tiempo hasta nuestras manos, acompañada de nuestros seres queridos, la muerte alimenta a la vida y le da significado, seguramente que usted no tiene una milpa entre sus propiedades y esta abundancia le sea desconocida, pero comenzar la recta final del año también tiene, como las cosechas la peculiaridad de recoger el resultado de los esfuerzos realizados en el resto de los meses.

Salir del anonimato y del olvido a través de la foto con la que se invoca al invitado al festín y el recuerdo de las particularidades de los difuntos para escribirles versos y dejarles ofrendas y el reconocimiento al lugar que siguen ocupando dentro de la organización social, son también motivo de alegría, los muertos nos dan la referencia para saber a qué familia y lugar pertenecemos, a los vivos nos da la esperanza de trascender a través de nuestras acciones y nuestras relaciones.

No es momento de rasgarnos las vestiduras y llorar porque nuestra tradición se esté mezclando con otra fiesta que aunque tiene su lado consumista y banal también abre la posibilidad de que con sus focos y fantasmitas los niños se acerquen al festejo, el día de muertos goza de excelente salud y eso en un país donde la muerte a veces parece no tener trascendencia ni sentido es una gran noticia, la vida, hasta la más pequeña e insignificante vale para nosotros y eso si es, calaveritas mías, motivo para sonreír.