Entre caminantes te veas

Eres mujer… eres fuerte

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Puso atención a la imagen que el espejo le devolvió reprimiendo las lágrimas, no quería que se arruinara el maquillaje. Tuvo cuidado de cubrir el moretón de la mejilla derecha y disimular un poco la hinchazón de los ojos hartos de tanto llorar.

Hizo lo que siempre escuchó que debía hacerse en esos casos: denunciar. Tuvo que relatar tres veces lo sucedido, ahí fue donde el corazón se vació, ante la mirada fría de empleados que no ocultaban su prisa por terminar con ella para responder sus mensajes en el celular, sin detenerse a pensar en la tragedia que representaba haber sido atacada por el hombre que amaba, dejó todo por él, apostó al amor y perdió de la peor manera que puede ser derrotada una mujer.

Después la pasaron a medicina legal donde dejó expuesta cada parte de su cuerpo para que fuera fotografiada. Nada quedó de ella después de ese proceso, había vaciado ante ojos ajenos su intimidad, sus sentimientos, su dolor. Entró con el cuerpo lastimado y salió con el alma violada. ¿Y qué es lo que quieres hacer? —le preguntaron—. “Pues quiero divorciarme”. Sí, pero aquí  no divorciamos, eso es con un abogado. “No tengo dinero para pagar uno”. “Hay un servicio gratuito, aquí está la dirección, pero ahora salieron de vacaciones, regresan en quince días”. “¿Y mientras tanto?… No quiero que se me vuelva a acercar tengo miedo”. “Podemos levantar un acta de restricción pero solo por 72 horas”. “¿Y después?”. “Bueno, estamos para atenderte, si vuelve agredirte regresas. Eres mujer, eres fuerte, puedes con esto y mucho más…” Regresó a casa con el desamparo calando cada uno de sus huesos.

No había tiempo que perder, tenía treinta y ocho años, cincuenta pesos en la bolsa, un matrimonio destrozado, un hijo creciendo en su vientre, mucho miedo y ningún trabajo. Eso sí, ahora era un dato más en las estadísticas, un número: el 2,875… 2,875 mujeres caminando bajo el cielo de Guanajuato con la boca carmín delineada intentando, como ella ahora, sonreír para disimular el alma herida y el corazón destrozado. Pero claro, al ser mujeres, eran fuertes, podían con eso y mucho más…