Se nos presentan en todas formas, tamaños, sabores y colores.

Los hay azules, verdes, rojos. Ellas también se presentan en color amarillo, negro, turquesa, anaranjado.

Como personajes salidos de los cuentos de hadas.

Se nos aparecen como Hades, dios de los infiernos.

Nos los pintan alegres, dicharacheros, sonrientes, de buen carácter, amenos, cuenta-chistes, simpáticas.

Son honestos; su trayectoria es impecable. Su historia de vida habla por ellas mismas. Han sabido servir a sus conciudadanas y conciudadanos desde cualquier trinchera.

No le temen a la delincuencia; no las tienta la corrupción, el moche o el diezmo.

Son bellas, son galanes. Bien presentados, ellas arregladas, maquilladas y peinadas en hermosas y casi artísticas fotografías. Ellos, con camisa arremangada que sugiere el esfuerzo cotidiano, pero sin un cabello fuera de su lugar.

Saben escuchar. Nos entienden. Nos quieren ayudar. Nos van a resolver tantos problemas.

Somos sus amigas, sus vecinas. Los conocemos desde hace años, sabemos quiénes son.

Es más: nos quieren.

Ellos tienen la solución. Ellas están preparadas. Se han empeñado en capacitarse para hacer casi cualquier cosa.

Son “progres” de mentalidad abierta, tolerantes y respetuosos de las diferencias, las preferencias y las convergencias.

O bien, son integrantes de una familia modelo, formada en los valores y respetuosa de las tradiciones y principios morales más elevados.

Son producto de la cultura del esfuerzo, y no del privilegio.

Empezaron desde abajo, han sabido sortear obstáculos y superarse día con día.

Siempre han querido servir a los demás; hacer el bien, devolver algo de lo mucho que han recibido.

Tendrán siempre la puerta abierta; podemos confiar, no cambiarán, cumplirán hasta el final con sus compromisos, no nos defraudarán.

Porque saben cómo hacerlo.

Son las candidatas.

Son los candidatos.

Son muchos, tantos años de recorrer calles y caminos tras candidatas y candidatos.

Escucharlos.

Escucharlas.

Verlos acercarse, extender el brazo, saludar con grandes aspavientos, sonreír.

Usar la camisa azul, el pantalón beige, el peinado de salón, la camisa blanca con logotipos.

Repartir la gorra, el mandil, la bolsa de mandado, la playera, el volante, la banderita, la mano de goma, la visera.

Decir las mismas frases, las mismas cosas.

Cambia la geografía, el uso de los recursos del marketing: nuevos productos, nuevas canciones, nuevas frases de campaña (a veces).

Pero en esencia, prometen lo mismo.

Seguridad. Arreglo de calles. Obras. Limpieza. Inversiones. Funcionarios eficientes y honestos. Servicios. Mejores leyes. Más leyes. Combatir la corrupción.

Cumplir.

Hace 27 años.

Hace 15 años.

Hace 3 años.

Hoy.