Histomagia

Relatos a borbotones

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(Foto: Paul Morin)
(Foto: Paul Morin)

Guanajuato es una ciudad que si la visitas te conquista, te seduce con cada callejón que posee una historia única  que no permite que te olvides de la tradición y costumbres del pueblo que representa una gran parte de la Historia de México y del mundo, así como representa también de esa otra historia mágica de seres de otros lados, otras dimensiones o de plano del más allá. Aquí los relatos surgen a borbotones, la ciudad es una fuente interminable de anécdotas, pues te aseguro que cada habitante ha sido protagonista de alguno y en verdad lo cuenta orgulloso de sus raíces místicas que conforman y dan ese toque único que implica per se minas, momias, túneles, fantasmas, leyendas…

Una de las características de este tipo de relatos es la atemporalidad, es decir, el momento en que se cuente, pese a que tiene una época en que sucedieron los hechos, hace que el entorno y ambiente se convierta en suspenso al evocar el instante preciso en que sucedió. A mí todavía me sorprende el relato tan vívido de cómo el ser estudiante en Guanajuato a veces, y la mayoría de las veces sin querer, eres testigo de cómo recorre cada callejón La Llorona y de cómo su lamento te distrae de lo que estés estudiando a altas horas de la madrugada. O también eres testigo de cómo en los diferentes convivios o recorridos nocturnos después de los eventos, te encuentras con personajes que te dicen al pasar: “Buenas noches” y en el momento que tornas para responder el amable saludo, ya no está nadie, y volteas y lo buscas y nadie en el callejón, claro que esto acompañado con un fuerte viento que sopla y chifla entre las casas y que evidencia por un instante congelando literalmente tu rostro del miedo que te da ser protagonista de tal evento. Es muy escalofriante, muy.

Ahora las vivencias que se recuerdan en el imaginario social van desde cómo es que los muertos se comunican contigo de múltiples manera, y no pasa de moda, aunque recientemente supe de alguien que mientras estaba en ciertos menesteres con su novio, ahí en su casa, se puso creativa y decidió filmar con su móvil la escena amorosa. Todo era felicidad hasta que, cuando la reprodujo, encontró una voz que no era de ninguno de los dos que pedía encarecidamente “le avisara a su familia de su muerte”. A partir de esa experiencia aterradora,  esa amiga se le quitó la maña de andar sacando videos de cualquier índole. Esta anécdota nos da pie a decir lo que ya es conocido en esta ciudad encantada: no estamos solos, convivimos con nuestros muertos en diferentes dimensiones cambiando y conjugando el espacio-tiempo.

En fin, la vida aquí es maravillosa y muy diversa porque se conjuntan culturas, perspectivas, seres, personas y creencias de todo tipo. Lo que sí es que independientemente de la modernidad de los aparatos de vanguardia las ánimas o espíritus hallan el cómo comunicarse con quien esté pueda captar estos mensajes, porque es cierto: no todos somos sensibles no receptivos a invisibles presencias y experiencias. Igual y como dije al principio, esta atemporalidad se hace patente en el relato mismo de la tradición, en México y el mundo. Pero no me creas, mejor ven, lee y anda Guanajuato.