El Laberinto

Reducción de cabezas

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(Foto: Especial)
(Foto: Especial)

Como dato curioso para asombrar a sus amigos en las fiestas, la cultura amazónica de los Shuar, también conocidos como Jíbaros, acostumbraba durante las batallas decapitar al líder enemigo y mediante un complejo procedimiento de vaciado, hervido, rellenado con arena o piedras y ahumado reducirla hasta el tamaño de un puño, cuidando de coser sus ojos y su boca, para evitar así que su espíritu tomara venganza y les hiciera daño.

Cuando los contactos con Occidente se intensificaron, las cabezas reducidas se convirtieron en una codiciada mercancía y eran intercambiadas por dinero o por armas, condiciones que literalmente “dispararon” los asesinatos en la región llevándolos al borde de la auto extinción y dando origen al termino “headhunters” hasta que se ha prohibido su comercialización y se pudo frenar, hasta cierto punto, el problema.

Tiene sentido pensar que una cabeza desprovista de cerebro y de ojos para ver y labios para opinar torne a nuestros enemigos inofensivos y es que, aunque la forma en que se vacían, ciegan y silencian ya no es física, aun sucede en todos lados y peor aún, las victimas ofrecen sus testas al proceso de forma voluntaria consumiendo todo tipo de contenidos basura en los medios de comunicación y dejando que los vacíen y los rellenen de materiales inservibles.

Y si respondiendo a intereses ajenos seguimos con la cacería de cabezas, las cosas no pintan bien porque desata la violencia y por más que en un principio sirva para mantener las cosas en calma, no sé cómo seria gobernar a un montón de cabecitas y asesinos; pero no estamos muy lejos de averiguarlo y sabemos que a los Shuar no les fue nada bien.