El Laberinto

Peligros del autoengaño

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El factor en común que tienen las consecuencias de todas las maneras que tenemos de mentirnos es la acumulación negativa que generamos. Son estos los peligros del autoengaño.

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A todos nos ha pasado, el optimismo exacerbado nos hace tener creencias equivocadas sobre nosotros mismos y peor aún, sobre los demás. El inicio de cualquier ciclo es un periodo donde somos muy susceptibles a caer en estas trampas y el año nuevo es el inicio por antonomasia del autoengaño.

El factor en común que tienen las consecuencias de todas las maneras que tenemos de mentirnos es la acumulación negativa que generamos. Son estos los peligros del autoengaño.

Guardar cosas porque “puedo necesitarlas” como el cable de la computadora que ya no tengo, la blusa que no me queda o que nunca me gustó, las copias de la universidad, el libro que no me interesa o los tickets del súper de hace seis meses, es esperar que el tiempo camine hacia atrás y nos llena de trebejos inútiles que sólo roban espacio, sin contar que tal vez eso que tú no necesitas puede hacer la diferencia para alguien, aunque sea para el señor del reciclaje.

Hacer propósitos sin el respaldo de un plan y un conjunto de metas más pequeñas y alcanzables nos hace acumular frustraciones, como cuando intentamos pasar de 20 cigarros diarios a ninguno o bajar 10 kilos en un mes. Si se pueden alcanzar grandes hazañas, pero tenemos que pensar que éstas se componen de una multitud de logros pequeños.

En el plano interpersonal, tendemos a creer que las personas van a cambiar mágicamente adaptándose a nuestros deseos, olvidándonos de que tienen voluntad propia y que cualquier esfuerzo es vano si ésta no se encuentra implicada o nos negamos a ver lo que tenemos enfrente, hasta que se estrella en nuestra nariz. Así acumulamos malas relaciones esperando a personas que no nos corresponden o enfrascados en relaciones tóxicas.

Con las opciones, existe el peligro de creer que podemos o debemos hacer todo y eso nos llena de dudas y nos desvía de aquello que en realidad queremos o para lo que somos buenos saturando nuestro tiempo y haciendo muy difícil que encontremos la aguja entre tanta paja. Cuando la verdadera voluntad se hace presente, desatendiendo a las mentiras que le dijimos, suele tomarnos desprevenidos y por lo tanto indefensos.

Vamos caminando abrumados por el peso de tantas cosas acumuladas y la visión obstruida por la pila, sólo nos queda soltar para poder tomar lo que en verdad necesitamos, aunque muchas veces lo único que nos hace falta es poder ver claramente o meter las manos si tropezamos.