Ecos de Mi Onda

Sabiduría en los Tiempos de la Posverdad

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Reflexión sobre la historia y las acciones que constituyen el hecho histórico. Como señalaba Cicerón: No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla. Al final no es importante lo que se sabe, sino lo que se hace con lo que se sabe.

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La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud, es llevarlo a cabo.

 David Starr Jordan. Naturalista y pacifista estadounidense.

La definición básica de sabiduría nos indica que se trata del amplio conocimiento que se puede adquirir a través del estudio o de la experiencia. Asimismo, nos indica la prudencia o el cuidado en el comportamiento y modo de conducirse en la vida. Sócrates hacía notar que la verdadera  sabiduría partía de reconocer la propia ignorancia, pero sólo como el cimiento para abrir la mente y analizar de manera inteligente el desarrollo de las experiencias propias (y ajenas), sus resultados y consecuencias, para que esa información vital, pasando por el tamiz de la reflexión y el entendimiento proporcione un cuerpo de conocimientos y juicios de valor como un esquema referencial sobre la verdad, el bien y el mal, a ser aplicado en la conducta humana, pues como señalaba Cicerón: No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla. Al final no es importante lo que se sabe, sino lo que se hace con lo que se sabe.

Para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces. Eso es, ciertamente, muy peligroso; más de un sabio ha sido devorado al hacerlo, expresó el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, frase muy interesante que exige la revisión permanente de lo que se sabe y el valor de aplicarlo aún en contra de las opiniones adversas, lo que sólo se alcanza refutando la validez verídica y moral de los argumentos propios y ajenos, el crisol calcinante que purifica la sabiduría, sin permitir que se estacione en el confort de la complacencia.

Trato de que lo anterior venga al caso revisando la frase de D. S. Jordan (1851-1931) La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud, es llevarlo a cabo. A Jordan se le reconoce como el famoso naturalista que desarrolló la Regla de Jordan integrada a la Teoría de la Evolución. En su papel como pacifista se destacó por presidir de 1910 a 1914 la World Peace Foundation, institución estadounidense que hasta hoy difunde como objetivo ofrecer liderazgo intelectual en materia de paz, justicia y seguridad, así como financiar proyectos propios sobre estos temas. Es también conocido por haber formado parte de la junta de gobierno original de la Human Betterment Foundation, organización californiana definitivamente eugenésica, creada en 1928 y vigente hasta 1942, con el propósito de impulsar políticas sociales y educativas para proteger y mejorar a la familia humana, pero dirigiendo sus esfuerzos a integrar en la legislación de los Estados Unidos y seguramente de todos los países del mundo, la esterilización forzosa con fines eugenésicos.

Es absurdo que una frase que invita al razonamiento se construya sobre un criterio de falso humanismo, tratando de convencer que la eugenesia humana es un producto de la sabiduría y que el siguiente paso, la esterilización forzada para aquellos que no tuvieran la capacidad de engendrar seres vivos sanos física y mentalmente, se convierta en una virtud, particularmente pensando con un bajo nivel de criterio en función de ventajas económicas sobre la defensa de los derechos humanos. Bajo esta óptica deformada la erradicación de las enfermedades y de la pobreza, se remediaría sencillamente eliminando a los enfermos y a los pobres ¿Para qué elaborar proyectos de servicios de salud, de formación de recursos humanos y de escuelas para las clases marginadas, si esto requiere de la aplicación de recursos provenientes del pago de impuestos, que deberían de ser mejor utilizados para brindarle a los sectores productivos mayores posibilidades de incrementar sus capitales? Es fácil entonces que muchos capitalistas estén de acuerdo que la misma pobreza paternal es ya una condición prenatal, que requiere de la esterilización forzada para acotarla a menores costos.

De la cultura griega derivan las llamadas virtudes cardinales, prudencia, fortaleza, templanza y justicia, características deseables para un ciudadano honesto y productivo, pues el ejercicio de estas normaba su conducta de una manera lógica y sensata para sí mismo y para la sociedad en la que convivía, pues la prudencia lo detenía a reflexionar sobre el resultado de sus actos, la fortaleza le hacía mantener un alto espíritu en el manejo de sus emociones, la templanza lo moderaba para razonar en la pertinencia de sus deseos y la justicia le hacía ver que el resultado derivado de su proceder era correcto. De esta manera, la justicia constituye el elemento esencial y aglutinante sin el cual no se pueden comprender ni desarrollar de manera equilibrada las otras tres virtudes, enfocadas convenientemente a una conducta benéfica y honrada. Así pues, un ser humano sabio, necesariamente tiene que ser un hombre justo.

No obstante, es esencial para la sabiduría la verdad de los conocimientos sobre los que se construyen los juicios de valores, para no determinar que las acciones se decidan a partir de proposiciones falsas, y es en este punto donde frecuentemente surgen los problemas. Dentro de las técnicas propias de la manipulación maniquea, Joseph Goebbels, cerebro de la maquinaria propagandística nacionalsocialista, acuño la frase maligna de que una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad.

Sin tratar de ninguna manera de satanizar a la tecnología contemporánea de los medios de comunicación, ésta ha hecho posible la aparición de nuevos Goebbels, a tal punto de crear el neo-concepto de la posverdad, que se cuela desde asuntos domésticos y cotidianos, hasta influir en las decisiones fundamentales de un determinado país, con repercusiones potenciales en el mundo entero. El nuevo recurso de cobertura mediática global para inducir información aparentemente fidedigna en la opinión pública, que puede disfrazar intenciones realmente siniestras.

Es realmente paradójico cómo los medios de comunicación han permitido, por una parte, que la sociedad se entere de la magnitud de los actos de corrupción que campea en las esferas políticas, al grado de que la clase política sea hoy etiquetada prácticamente como indeseable por la opinión pública, y por otra sirva a esa misma clase política no para ocultar su actuar nefasto, sino para banalizarlo acusándose entre pares para instalarse con ventajas en el catálogo de la corrupción e ineficacia de funciones, y que la sociedad en este caso, no cuente con opciones claras de liderazgos políticos de solidez y respeto, sino con una lista de opciones de los menos malos y aún ¡preciarse de ello! Las nuevas técnicas goebbelianas de manipulación y propaganda, que desafortunadamente todavía permean hondo en la sociedad.

Irapuato:
Empeñan militares balas y pertenencias

A nivel internacional, la locura no es menor. En 1963 se montó una elaborada conspiración (no aceptada oficialmente) para asesinar a un presidente de los Estados Unidos que parecía oponerse a continuar con la guerra de Vietnam, y con ello a los intereses de la poderosa y codiciosa industria bélica ávida de mercados para mantener su preeminencia. Hoy la situación es diametralmente opuesta, ya que en la nueva conspiración (que jamás podrá ser admitida oficialmente) se planteó una estrategia desde la postulación de las candidaturas, para darle vida a un presidente que desde su posición de marioneta resulte finalmente útil para encender desde las cenizas, el fuego de la guerra fría, tan útil para los dos bloques más importantes en la producción de armamento para que pueda ser utilizado en ¡aras de la paz y de la libertad!

Como en un juego de ajedrez, en el que el tablero se ubica en la históricamente conflictiva Mesopotamia, los países del llamado primer mundo hoy apuntan sus armas hacia los enemigos diseñados específicamente para justificar sus argumentos y convencer mediante su posverdad a la opinión pública, a la que deben los recursos, de que actúan con sabiduría, con verdad y con justicia, para que prevalezca la paz y la libertad en el mundo ante las amenazas terribles de los enemigos de la nación. Alguien movió la primera pieza y las escenas difundidas por los medios de comunicación resultaron tremendas, con el efecto diabólico de las armas químicas sobre niños y adultos inocentes. La respuesta fue el lanzamiento de cincuenta y nueve misiles contra un campo aéreo sirio. No hacía falta aclarar si el gobierno sirio fue culpable de usar armas químicas contra civiles, fue más importante ver conmovido al presidente títere al punto de las lágrimas por la muerte de inocentes y la reacción favorable de la opinión pública estadounidense y de sus tradicionales aliados. El rival ruso jugó su juego con la estrategia de acusar al rival de actuar unilateralmente en el conflicto sin mediar en los foros internacionales. La tradicional alianza occidental realizó el movimiento siguiente llevando, ahora sí, a la arena diplomática la demanda de sanciones a Siria ante el Consejo de Seguridad de la ONU por el uso de armas químicas prohibidas. Rusia, acompañada de China, decidió vetar el proyecto de resolución de sanciones a Siria. ¿Para qué gastar tiempo en la ONU? Los generales de la industria bélica estadounidense dan un paso audaz en el juego, lanzan hacia blancos presuntamente terroristas en Afganistán, a miles de kilómetros de Siria (pero en terrenos de gran interés ruso) la Madre de Todas las Bombas (MOAB), la bomba no nuclear más potente con la que cuenta el arsenal estadounidense. ¿Cuál será el siguiente paso? Temo que la siguiente bomba caiga cerca de donde escribo, aun recordando que en ambos bandos se defienda “la paz y la libertad”.

Ante estos acontecimientos, la sabiduría de los altos mandos de los países poderosos se desvanece para dar lugar a la locura. Los grandes filósofos de la historia se revuelven en sus tumbas y la gente inocente de todo el mundo aún no digiere los alcances de estas peligrosas escaramuzas.