El Laberinto

Algo estás haciendo mal

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Si lo que haces, sea lo que sea, te aburre, si cuentas las horas para salir de trabajar de la escuela o de esa eterna reunión familiar, si sufres mientras ves una película en el cine, si rezas para que sea viernes o peor aún si esperas a que el fin de semana termine, lamento decirlo, pero algo estás haciendo mal.

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Vi un documental deprimente, no por que estuviera pésimamente planteado, largo, tedioso y cargado de tomas innecesarias y tal vez un tanto asquerosas, tampoco era el tema de la gentrificación  y la intolerancia que, además, nunca abordaron de forma directa y ni siquiera la horrible falta de contexto que lo hacía ininteligible para los que no somos vecinos de su cuadra.

Lo que verdaderamente lo hizo intolerable para mi, y supongo que para las ocho personas que abandonaron la sala mientras lo veíamos, fue la total falta de diversión y pasión que mostraban todas las personas que aparecían, no importaba si estaban rezando, bailando salsa o peleando en una junta, todos parecían muertos por dentro.

Si lo que haces, sea lo que sea, te aburre, si cuentas las horas para salir de trabajar de la escuela o de esa eterna reunión familiar, si sufres mientras ves una película en el cine, si rezas para que sea viernes o peor aún si esperas a que el fin de semana termine, lamento decirlo, pero algo estás haciendo mal.

Supongo que por la cultura del sacrificio, tendemos a sobrevalorar lo difícil y lo doloroso como si fuera lo único que contara, tal vez es por ello que se obtiene mucho prestigio con carreras “complicadas” o que la gente se sorprende cuando haces cosas que a ellos les parecen aburridas o cansadas, o que se queda en la sala de cine pensando que si los está aburriendo mucho quiere decir que es una obra de arte, sin darnos cuenta que los mejores en cada área son los que gozan con lo que hacen y que casi ninguna actividad o momento trae una carga por sí solos, si no que significan a través de cómo los experimentamos. Podemos estar en el mejor lugar con el peor ánimo o en el peor momento con la mejor actitud.

Por mi parte, a pesar de la pésima función que estaba presenciando, me reí hasta que me dolió el estomago y para cuando consideramos que era buena idea abandonar la sala, sobre todo por respeto a quienes aún se lo estaban tomando en serio, ya habían pasado dos horas. Después de todo no estuvo tan mal el documental.