El Laberinto

Helado sectario

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 Imaginemos que por consenso y por tradición el helado es de tres sabores: fresa, vainilla y chocolate en proporciones iguales, con jarabe, chispas de chocolate y un  copete de crema batida con una cereza por corona. Este helado cumple una función, hipotética o real que es la de proveer comunidad y dar felicidad y además nos promete salud a largo plazo. La heladería dominante es entonces punto de encuentro y cumple una función.

A partir de este helado, vamos a encontrar a grupos que consideran que las cantidades o los ingredientes son incorrectos o que no les satisfacen y así, por su parte comenzarán a tener nuevas recetas, aquellos que siempre habían comido el helado del modo establecido tienen varias opciones ante los nuevos grupos: dejarlos ser y compartir el mercado del helado pacíficamente en tanto nadie salga lastimado, probar la nueva receta u horrorizarse por el cambio y perseguir a quienes lo hacen, a su vez que mantienen a sus partidarios convencidos o aterrados.

Dentro de estos nuevos conglomerados seguramente, los pro chispas en exceso tenderán a ponerle cada vez más chispas hasta que sus propios compañeros rechacen el nuevo postre y tal vez comiencen a violentarse por ver quien le pone más chispas o acusar a los amantes de las cerezas de poco éticos y asquerosos.

Habrá quienes directamente decidan que el helado, sin importar la combinación, no cumple con sus expectativas y que de ahora en adelante van a comer de gelatina y comenzaremos el ciclo de nuevo, gelatina de limón o de fresa, con pasas o con nueces, de leche o de agua. Idéntico a esta golosa metáfora (disculpen ustedes estoy escribiendo a la hora del postre) es que funcionan las sectas.

Pareciera que acabo de decir una grosería y es que la palabra secta  nos remite a fanáticos suicidándose en grupo o a gente que rapta niños con fines rituales ominosos, lo cierto es que apela a ser una sección de algo dominante, con lo cual tenemos su primera característica: son minoría, la segunda característica, que es variable, se consolida a partir de la relación bilateral que se mantiene con la mayoría ya sea esta indiferente, crítica pero no violenta o abiertamente hostil, a su vez las sectas pueden tratar a sus miembros de distintas maneras, algunas ilegales, para sacar beneficio de ellos o para evitar nuevas separaciones.

El hecho de que nuestra primera imagen al escuchar la palabra sea algo negativo no es algo casual y responde a como recibimos  aquellas ideas que de pronto se contraponen contra lo que creemos absolutamente verdad, como si esta fuese univoca o tan siquiera alcanzable.

Entre más importante sea el tema sobre el que hay división para las personas de un lugar y tiempo determinado, más violento será el choque entre diversas posiciones, así aunque se haya comenzado con cuestiones políticas y religiosas, actualmente hay fracciones hasta para ser vegetariano  o  feminista e incluso pleitos interminables por si el doblaje de una serie es mejor en un país u otro o si una banda es mejor que otra.

Así es como nace uno de los comportamientos más insoportables del mundo, el sectarismo, que no es más que una intolerancia extrema barnizada de superioridad moral y que cometen los dominantes y los disidentes por igual, alejando a posibles simpatizantes, linchando a los principiantes por tibios y centrando todas sus energías a una sola dimensión.

Si les gusta su helado y creen que es el mejor, dénselo a probar a los demás, demuestren con su felicidad que funciona, compartan su receta, recuerden  que nadie va a creerle  a un cretino violento ni aunque le ponga dos litros de dulce jarabe.

Esto solo aplica cuando la elección de los otros no nos afecta a nosotros ni a terceros, para los casos en los que si ocupemos esa violencia que nos habíamos ahorrado y no dejemos jamás que el raticida sea un ingrediente común en el helado.