Los relojes públicos de la ciudad de Guanajuato

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José Eduardo Vidaurri Aréchiga
Cronista Municipal de Guanajuato

La preocupación por medir el tiempo ha estado presente a lo largo de toda la historia de la civilización, los instrumentos para medir el tiempo han variado igualmente con el devenir de la humanidad.

Las campanas, por ejemplo, son un instrumento extraordinario y bello que con su sonido nos indica el tiempo y, ello habría de servir de anuncio, de aviso, de acontecimientos importantes. El tañer de las campanas marca el tiempo de dios y el tiempo de los hombres, sirve para notificar los sucesos jubilosos y los trágicos. En Guanajuato el sonido de las campanas sacraliza el espacio, forma parte de ese paisaje sonoro que todos identificamos y que tiene una presencia de siglos en nuestras calles, plazas y callejones.

Campana del templo del Mineral de La Luz. Fotografía J.E.V.A.

En otros tiempos las actividades de todos eran regidas, de alguna manera, por el solemne, austero o jubiloso toque de las campanas.

Los relojes de Sol, llamados también gnomon fueron igualmente utilizados por periodos prolongados en la historia de las poblaciones, de hecho, tenemos presencia todavía de algunos que, aunque no operen ya, quedan ahí como testigos mudos del tiempo que sigue pasando, el templo de la Compañía, el templo del Mineral de La Luz, la sede Valenciana de la Universidad y otros edificios conservan aún ejemplares de esos relojes de sol.

Reloj de sol en el templo del mineral de La Luz. Fotografía J.E.V.A.

Los serenos, esos personajes encargados de mantener el orden público durante la noche y de encender las lámparas del alumbrado público que funcionaban con grasa de animal, “cantaban” la hora, la “cuicaban” de ahí el apelativo de “cuicos” a los serenos o policías, (que por cierto el pasado 18 de mayo de 2020 nuestra policía municipal, que inició como cuerpo de serenos, cumplió 193 años de servicio, felicidades a todas y todos los integrantes de la policía municipal de Guanajuato)

Retomando, los serenos con su “canto de las horas” servían como referencia nocturna antes de que se contara con el servicio de los relojes mecánicos en la ciudad.

Reloj de la Basílica de Guanajuato. J.E.V.A.

El primer reloj que tuvo nuestra bella ciudad de Guanajuato fue colocado el 11 de octubre de 1790 y fue patrocinado por el Ayuntamiento de Guanajuato y por el Conde de Valenciana, era un reloj de horas, de medias y de cuartos y, comenzó a funcionar a las cinco de la tarde de ese 11 de octubre de 1790. Ese reloj fue sustituido por el de dos carátulas que sigue ahora definiendo el tiempo de los guanajuatenses.

El reloj público de la basílica sigue aún marcando el paso del tiempo, no sustituyó a los antiguos toques de las campanas, mejor aún, las integró, como en el caso de casi todos los relojes de la ciudad que aún vemos en operación en algunos edificios emblemáticos como los siguientes.

El reloj de San Pedro ubicado en la esquina de las calles Belaunzarán y Sangre de Cristo. El del templo de la Asunción en el Barrio de la Presa de la Olla. El del templo de Valenciana. El reloj del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en el Barrio de la Calzada. El reloj del templo de San Francisco en la plazuela del mismo nombre o conocida también como plazuela Manuel Doblado.

Vista parcial de la portada del templo de San Francisco con su reloj
y la torre del campanario. Fotografía J.E.V.A.

El magnifico reloj de cuatro carátulas que luce elegante, aunque maltratado por el tiempo, en la bellísima torre del Mercado Hidalgo y que atrae las miradas y cautiva a diario a vecinos y visitantes, por fortuna, tuvimos noticia de que será sometido próximamente a restauración.

Fotografía antigua de la torre del reloj del centenario Mercado Hidalgo, aun en construcción.

El ya referido reloj de la torre izquierda del templo de la Basílica de Nuestra señora de Guanajuato que define, por su ubicación y sonoridad, el pulso de la ciudad, es como el simbólico latido del corazón de los guanajuatenses.

El mantenimiento de los relojes públicos de las ciudades es, sin duda, una tarea especializada, durante mucho tiempo, fue don José López, un extraordinario y apreciado relojero guanajuatense, Él se encargaba de la puntual y cariñosa atención de los relojes, no solamente de los nuestros sino de otras ciudades del país.

Don José López, apreciado relojero guanajuatense J.E.V.A.

Sabemos que la maquinaria de los relojes públicos es muy sensible, por ejemplo, con el calor se dilata y los relojes experimentan atrasos, mientras que con el frío se contraen y muestran adelantos.

Los relojes públicos en muchas partes han pasado de ser un elemento útil a un elemento anticuado casi en desuso, ahora estamos sujetos al “celular” que nos refiere el tiempo, el estado del tiempo, el directorio telefónico, la noticia al instante etcétera, pero en Guanajuato, afortunadamente, los relojes forman parte del paisaje y siguen marcando el paso del tiempo.

Reloj ubicado frente a la escuela Luis González Obregón J.E.V.A.

Celebramos que se atiendan los relojes públicos y que algunos se reubiquen en lugares que permiten su mejor visualización. La administración municipal ha reparado y reubicado tres relojes:

Uno en la salida del túnel que conduce de la glorieta de pozuelos a embajadoras, otro en la entrada poniente del jardín del Cantador y, uno más que recién se colocó en la plazuela Lucio Marmolejo en la calle Alhóndiga. Enhorabuena por esa acción y las que vienen en beneficio de esos tradicionales marcadores del tiempo.

Por el bien de todos, aprovecha tu tiempo y quédate en casa.

  © J.E.V.A.2020