El Laberinto

En la fila

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Hace unos años, no recuerdo si pensé o escribí que si el infierno existe seguro tiene filas, pero ahora que lo repienso ordenarse para la espera es una maravilla, a pesar de lo tedioso que pueda llegar a ser, pues las alternativas, normalmente atenidas a la ley del más fuerte son terribles. Aquí la única fuerza que se pone en juego es la de voluntad y también la de no permitir que algún intruso, sin ninguna condición especial pues en esos casos ni fila deberían hacer, se nos cuele por delante.

No es el simple hecho de esperar el único que define como nos sentimos en la fila, si no el contexto en general, he hecho filas bajo condiciones extremas de  sol, lluvia o frío y son agónicas aunque avancen, he estado en otras donde se trata de mantener la comodidad de los formados y son ligeramente más agónicas. El humor general también es un factor, he estado en violentas filas enojadas, en alegres filas que cantan, en hileras platicadoras de amigos de ocasión hechas de pura solidaridad mecánicas. He dormido en una fila también, cuando buscaba mi ficha para ingresar a la universidad y se puede decir que aquella fue una fila- fiesta épica e inolvidable.

En términos personales diría que cuando tengo tiempo o ganas de estar formada, si es que tales ganas existen, todo es más ligero pero que la preocupación o la prisa hacen los minutos rasposos y espantosos, como cuando llevas media hora en el mini súper esperando a que te cobren un triste refresco por que el de adelante tuvo la desconsiderada ocurrencia de hacer peticiones extraordinarias y tumbar al sistema.

También lo que está al final de la línea es fundamental, no es lo mismo estar a unas personas de distancia de algo conocido o desconocido, deseado u obligado, de algo que nos cause placer o miedo o cuando es una combinación de ambas, como una montaña rusa o la subida de un avión.

Administrar una fila es otra historia y merece también de nuestra atención, debes ser justo, veloz, tolerante y eficiente, pues de eso depende también el ánimo de los demás.

Lo cierto es que si estamos formados es porque queremos llegar y lo más lógico es esperar un poco haciendo lo que esté en nuestras manos para lograr que dicho tiempo sea lo más grato posible. No todas las esperas son tan físicas y sencillas como irse a formar, pero se sienten igual y algunas oprimen más que el cansancio de estar parados un tiempo.