El espacio de Escipion

@ClaudiaShein atrapada entre la consulta de revocación y el 2024

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¿Qué pasará con los resultados de la consulta de revocación de mandato? La respuesta es única. Andrés Manuel López Obrador ganará en cualquier escenario: participen pocos o muchos; gane el sí o el no, e incluso si el presidente de la República tuviera un eventual rechazo de la ciudadanía. No hay ningún riesgo político, social y mucho menos legal para que el presidente sea removido. Entonces, ¿por qué todo el aparato de Estado-gobierno- partidos aliados de la 4T están volcados en promover la consulta?

Más de un analista ha reiterado que se trata de un ejercicio de egolatría o narcisismo político del primer mandatario para alimentar su necesidad de reconocimiento y popularidad. Algunos, con algo de razón, anticipan que se trata de un ejercicio electoral para que el 2024 sea una operación similar, en al cual todo el aparato de Estado-gobierno y partidos salgan a arrollar a las oposiciones (si es que hubiera alguna para entonces). Otros, más especulativos, apuntan que es el ensayo para “la prolongación de su mandato” citando unas ecuaciones absurdas y poco factibles.

Lo que no hay discrepancia es que estamos observando un fenómeno mediático y político muy similar a lo que ocurrió en la agenda política durante los días del desafuero de AMLO como jefe de gobierno, cuando entre 2004 y 2005, Vicente Fox buscó la destitución, el encarcelamiento y su inhabilitación como candidato presidencial. El resultado fue catastrófico para los foxistas y comparsas que lo acompañaron porque fue ese tema que puso a López Obrador en boca de todos: dividió las mesas familiares, a medios, formadores de opinión y comunicadores, estaba en debates de todos los niveles, y más aún, esto catapultó su liderazgo a nivel nacional, colocándolo como víctima de una conspiración y el principio de la narrativa de enemigo de “la mafia del poder”.

Sin embargo, a diferencia de esos años, las condiciones ahora son diferentes porque Andrés Manuel es el presidente, su partido y aliados son los que mandan y tiene la “marca” que asegura victorias. Por eso es que su ofensiva contra el INE ha quedado rebasada y el papel de victimización simplemente no conecta. La ley de revocación cuyas reglas ellos armaron, diseñaron, impulsaron y aprobaron, terminó por enredarlos y contradecirlos con el despliegue inaudito de propaganda en redes sociales y a nivel territorial y que ha merecido no sólo llamados de atención de las autoridades electorales, opositores y ciudadanos.

El 2018 se probó que ganaron con 30.11 millones de votos, el 53.19 por ciento, lo que les dio la mayor legitimidad democrática que cualquier otro gobierno en la historia moderna de México.  Y ahí está parte del meollo del asunto: son esos más de 30 millones de votos los que quieren ver reflejados en la consulta y demostrar que siguen teniendo el mismo nivel de aceptación, que, con la peor pandemia de la historia contemporánea, con recesión económica e inflación, con narcoviolencia que no amaina y otros tantos males, la luna de miel de AMLO con el pueblo sigue adelante. Es decir, darles la vuelta a los resultados del 2021 cuando la alianza de la Cuarta Transformación perdió diez millones de votos en la elección intermedia federal, que les significó la pérdida de la mayoría calificada en los Diputados y la derrota en la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México; dos heridas que siguen sangrándole en el orgullo del morenaje.

La consulta en este sentido es un termómetro para saber si van bien en su recuperación, si tienen la maquinaria aceitada y medir la capacidad y eficacia de todos y cada uno de los operadores electorales desplegados en cada municipio del país. De ahí que el techo de los 30 millones sea un reto mayúsculo, porque una participación baja o bajísima, sin importar el resultado, sería entendido como una reprobación de facto.

Por eso es que en estos tres meses del 2022, al más puro estilo del viejo PRI, dirigentes del partido, legisladores y gobernantes han convocado a los “sectores” de la 4T (desde comités municipales, organizaciones sociales, indígenas, campesinas, ganaderas, estudiantiles, magisteriales, entre otros) a llevar a cabo reuniones para exigirles cuotas de “ciudadanos” que, primero, fueron llevados a firmar la consulta y ahora a garantizar que sí acudirán y acudirán a darle “el sí” a #QueSigaAMLO para el 10 de abril y, como es totalmente predecible, después de esta fecha serán llamados a la afiliación al partido y tenerlos afinados para las elecciones estatales del 2022 y 2023, y la sucesión presidencial del 2024.

Pero más aún, el tema se ha convertido en la carta fuerte para la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien debe demostrar que las derrotas en las alcaldías del 2021 fue pasajero y que está en condiciones de ser una candidata presidencial competitiva, arrasadora y que convence más allá de encuestas que la colocan al frente. De lo contrario, la candidatura presidencial sólo fue un sueño guajiro y entonces habremos de ver con mayor claridad quién tendrá la bendición del líder para ser su corcholata.

Para el grupo político de Sheinbaum, son los 2.5 millones de votos del 2018 los que deben conseguir en la participación del próximo 10 de abril. Por eso esta consulta es de vida o muerte para ellos, políticamente hablando. De garantizar amplia participación y un aplastante apoyo a AMLO, estará en condiciones de pedir licencia y comenzar a recorrer el país. De lo contario, pues será fundamental autoanalizarse y darle respuestas a los ciudadanos que no han dado su respaldo, preparar el informe de la caída de la Línea 12 del metro que está por cumplir su primer año, y buscar una nueva relación con las alcaldías en manos de partidos de oposición.

La revocación huele a sucesión presidencial. Por eso, por ahora, más allá de la legalidad y los debates colaterales que han abierto los morenistas, está en juego quién sería “la corcholata” más fuerte y, si como ocurre hasta el momento no habría una oposición fuerte, estaríamos hablando de quién sería el próximo mandatario de este país y si habría continuidad, ajuste, rectificación o reforzamiento a lo que es la llamada “cuarta transformación”.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com