Histomagia

ALMAS ATORMENTADAS

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Muchas de las personas que viven aquí en Guanajuato, han vivido en sus casas experiencias paranormales. Pareciera que la tierra y peña de esta ciudad, guardan celosamente energías, sonidos y espíritus que se esconden desde hace mucho tiempo, esperando salir en cuanto ven la oportunidad de aparecerse a los vivos que seguimos aquí recordando los hechos que le han dado su identidad a este lugar.

Me cuenta mi amiga Bety que cuando ella era estudiante vivía en el centro histórico con varias compañeras de carrera, de esto hace ya varios años, y que les sucedían tan seguido, sucesos inexplicables que al principio les daban mucho miedo, pero luego fue tan cotidiano que ya ni se asustaban.

El asunto es que con eso es como inició todo.  

Un día, muy temprano por la mañana escucharon que alguien estaba cocinando en la cocina, se escuchaba clarito el menaje y lo más sorprendente es que olía a comida, varias veces salieron a ver quién cocinaba y no había nadie.

Las cosas poco a poco fueron aumentando: cambiaban las llaves de lugar, encontraban la cama deshecha, aunque la hubieran tendido por la mañana, les susurraban cosas al oído por las madrugadas, se les subía el muerto, entre muchas más experiencias.

Pero la que más les espantó y fue la causa de que dejaran esa casa ubicada por Mexiamora, fue una vez que por la noche, cenando en su cocina, Bety y sus compañeras estaban ya en la plática común riendo y contando lo sucedido en sus clases; absortas estaban en su platica y sus risas, cuando de pronto escucharon de la nada un golpe violento, al instante se quedaron mudas, se vieron entre ellas preguntándose quién había sido…¿de dónde había salido ese golpe? Un frío silencio cubrió toda la habitación y mirándose unas a otras pensaron que alguna de ellas lo había realizado en la mesa, pero no fue así. Sorprendidos vieron cómo una de sus amigas y compañeras de casa, tenía su mano en su mejilla derecha, como protegiéndose, todas se quedaron pensando que ella se había dado una cachetada jugando o algo así, rieron todas, pero al ver la expresión de horror y lágrimas en los ojos de su compañera, corrieron a abrazarla y a auxiliarla. Bety le quitó con delicadeza la mano de su cara y fue cuando poco a poco surgió en su rostro una marca roja de una mano con unos dedos extremadamente largos, incluso su amiga tenía unas pequeñitas marcas con sangre eran pequeños rasguños que dejaban salir gotitas rojas que a estas alturas se juntaban con las lágrimas de la muchacha. Ella sólo atinaba a llorar muda, el terror de lo que sintió le impedía decir palabra. De pronto escucharon una risa grave, como de un hombre, que provenía del suelo de la cocina. En el colmo del horror, todas salieron corriendo para refugiarse en la recámara más cercana. Ahora sí, todas llorando y rezando lo que atinaban a recordar. La muchacha que tenía la marca se desmayó. Todas se quedaron calladas, inmóviles viéndola en el piso. En segundos vieron con horror cómo una mano con uñas largas y sucias salió del piso y la jaló del hombro, todas saltaron a la cama, menos mi amiga Bety quien la jaló a su vez con todas sus fuerzas rezando en voz alta, logró zafarla y subirla a la cama con ellas. La mano desapareció en cuanto zafaron a la muchacha. Bety les pidió que siguieran rezando en voz alta con ella.

No saben cuánto tiempo duraron rezando y cubriéndose con la Sangre de Cristo, pero el alba llegaba ya y fue cuando se bajaron de la cama, ya con su amiga que apenas despertó de su desmayo, viéndose en silencio, sólo Bety dijo: “salgamos de aquí con nuestras cosas, no podemos seguir aquí”. Y así lo hicieron.

Desde ese día nunca han vuelto ni a pasar por esa plaza. Mi amiga me dice que tal vez ese ser fue una de las almas atormentadas perteneciente a uno de los tantos cadáveres que están enterrados en el viejo Guanajuato enojados por lo que le pasó con las inundaciones y derrumbes que sucedieron en otra época. No sé, pero creo que lo que es imposible e inexplicable, pasa en esta ciudad que tiene magia y naturaleza energética por todos esos espíritus y diferentes cultos que aquí se dan. Algunos los llaman, otros los tratan de contener, es la eterna lucha del bien y del mal., lo que sí es que aquí caminamos entre los muertos. ¿Quieres conocer la Plaza de Mexiamora? Ven, lee y anda Guanajuato.