El Laberinto

Chinches

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Para mi lector más asiduo, Francisco por su cumpleaños.

El pánico colectivo y sus poderosos memes, por que somos paranoicos pero simpáticos, se han apoderado de las redes otra vez a raíz de la llegada a la universidad de parásitos chupasangre no sindicalizados, por que a los otros bien que ya están acostumbrados, ni matriculados y eso para el orgullo universitario es una senda puñalada ¿cómo que no tuvieron suficientes aciertos? no merecen usar nuestras cotizadas bancas.

¿Qué se hace cuando el enemigo es pequeño, casi invisible? Acertaron, desconfiar de todos, discriminar y echarse la bolita en cuanto a la responsabilidad de la plaga, por que no hay que olvidar que incluye el prejuicio de estar asociado a la suciedad y a la pobreza y a nadie le gusta que le peguen esa etiqueta, bueno tal vez sí la de pobreza a los políticos en campaña cuando dicen que empezaron desde abajo.

Las chinches  son una amenaza sería, para empezar se alimentan de la sangre, lo cual después de leer el almohadón de plumas (léanlo es hermoso) ya es inquietante por sí solo, pero la cosa no acaba ahí, si no que  como Freddy Krueguer te atacan mientras duermes, se roban tu descanso y tus sueños, hasta aquí parecen una persona narcisista o un empleador abusivo, pero además se reproducen a lo desgraciado, dejan marcas en la piel, pueden transmitir enfermedades, dejar muebles inservibles y son extremadamente difíciles de erradicar sin ayuda profesional, por lo que representan un golpe económico, por si lo demás no fuera suficiente.

Lo cierto es que todo este tema pone en la mesa cosas mucho más graves que la invasión de los insectos  y son el clasismo, la meritocracia y la corrupción, pues se supone que debería haber partidas presupuestales para evitar esto o nos hace pensar por que esto nunca había pasado o incluso si es real, pues ya sabemos que nada es mejor para desviar la atención que un enemigo, real o imaginario que además ayuda a dividir al resto.

Aunque como tengo el vicio tan fuerte de pensar en positivo en este mundo que está normalmente mal en todas las formas posibles, también tiene su mensaje esperanzador  y me lo recordó una viñeta atribuida a  Libertad, la amiguita de Mafalda que dice, más o menos,  que una pulga (o chinche) no puede detener a un tren pero sí puede llenar de ronchas al maquinista, es decir, que nadie es lo suficientemente pequeño como para no poder representar un cambio o una amenaza y esto también aplica para llevar a cabo acciones que vayan en  contra de lo establecido aunque estas parezcan insignificantes.

En fin que a extremar precauciones ,no solo con el insecticida, cuyo uso imprudente puede tener un efecto similar al acto de escupir al cielo, al igual que culpar o señalar al resto y, así como huimos de las chinches, huyamos de todo aquello que nos chupa la sangre o nos roba la tranquilidad.