El Laberinto

El Reloj

Compartir

No podía evitar la cara de sorpresa (ligeramente burlona, no lo niego) cuando al preguntar a alguien que evidentemente vive en una colonia, por el nombre o la ubicación de una calle  no sabe responderme y me daba por preguntarme ¿cómo es posible que alguien desconozca los detalles de algo que tiene tan cerca, que ve todos los días? La respuesta estaba sujeta a mi muñeca izquierda y la descubrí apenas anoche.

Estaba pensando que tal vez sería bueno tener un segundo reloj, pues la luz de este es un poco débil para verlo en la obscuridad y por que a base de pura obsolescencia programada, para que no tengamos más opción que consumir y consumir, me ha dado por preocuparme de que algún día de la nada falle y me quede yo sin saber la hora, que está por cierto en cada dispositivo electrónico o que las personas que me rodean me descubran revisando un brazo desnudo por pura costumbre, ya que puntual nunca he sido. 

Como el que tengo me ha sido tan cómodo y funcional la búsqueda de su compañero o relevo o reserva empezó por el mismo modelo y ahí va la primera sorpresa: a pesar de llevar seis años mimetizada con él, ya que no me lo quito más que para limpiarlo cada dos meses o cada que me acuerdo, y consultarlo por lo menos una  decena de veces al día, no conocía este dato que, cabe mencionar, se encuentra impreso en la carátula. En ese momento me sentí como aquellos progenitores que se olvidan del cumpleaños de sus hijos, segundo grupo de personas en esta historia a los que ya no podré mirar con sorna.

Pero al buscarlo por la red, mi sorpresa no hizo más que crecer, el modelo es tan icónico que hasta está en los museos, lleva más de treinta años a la venta sin modificaciones en su diseño por que es completamente funcional, solo lo puedes romper a martillazos, pero ¿quién querría cometer semejante blasfemia? es el más vendido del mundo ya que es barato, eficiente, unisex, hasta aquí no se diferencia de la reseña del también popular y omnipresente boligrafo bic hasta que comienzo a leer que ha servido para detonar bombas y que varios sospechosos de organizaciones terroristas portaban uno y que incluso protagoniza algunas paranícas teorías de la conspiración y entonces ahí si equiparo la sensación a la de descubrir despues de varios años de apacible vida en común que tu esposo habla con fluidez el chino mandarín.

De pronto mi viejo conocido me parece un extraño y todavía para corroborar que se trata del mismo modelo,  del que ahora ya estuve investigando durante dos horas bien contabilizadas con sus números digitales (el tiempo vuela cuando lo pierdes) presiono el mismo botón que he presionado cada que necesita un ajuste, cosa que rara vez sucede, durante más tiempo del normal y aparece ante mi el nombre de la marca.

Pero además podemos decir que tendemos a ocuparnos de cosas más urgentes o interesantes mientras a lo cercano lo damos por hecho siempre y cuando  no nos de problemas, que seguro aquella persona que no sabe el nombre de la calle vecina tendría que conocerlo si necesitara reportar una fuga de agua o el progenitor para hacer algún trámite necesitará de la fecha de nacimiento y como a mi reloj nunca se le ha acabado la pila ni ha requerido reparación desde que lo compre no había tenido necesidad de consultar el modelo.

Tal vez sería interesante por mera curiosidad ponerle atención a lo que nos rodea, apreciarlo y llevarnos algunas sorpresas, en mi caso a menos que necesite transitar por nuestro vecino norteño sin acabar siendo interrogada, ya no quiero el relevo, hoy me desperté con un reloj nuevo en la muñeca.