Desde el Faro

TEATRO LLENO

Compartir

Impulsadas tal vez por el deseo de ver al director invitado, por oír a Rodrigo Mata, o por escuchar a “su” orquesta, cientos de personas acudieron al Teatro Principal; muchas no alcanzaron boleto, se quedaron con sus esperanzas rotas.

El espacio pequeño del Principal, con menos de 500 butacas, no es comparable con el Teatro Juárez – recién restaurado- con cupo para unos 800 asientos, y esa noche, el entusiasmo del público fue más notable, tanto, que la fila para entrar llegaba hasta la contigua Plaza del Baratillo; el ingreso era lento, casi desesperante.

Como cada viernes, un nutrido grupo de extranjeros destacaba entre la fila, algunos, provenientes de San Miguel de Allende, otros, avecindados en la ciudad; todos ellos cada semana llegan, como si fuera un ritual, a la cita con la orquesta universitaria, son parte de ese público que, sobre todo durante los últimos años, se ha consolidado con las charlas preconcierto. También había habitantes de Guanajuato, y pocos alumnos de la UG.

La fila avanzó lentamente, y así, poco a poquito fue llenándose el Principal; no sobraron espacios vacíos; en el escenario apareció el concertino, afinó a la orquesta y todo quedó listo para el arribo del director invitado, Juan Carlos Lomónaco; casi de inmediato comenzaron a escucharse los gruñidos de contrabajos y violonchelos hasta lograr una introducción con intensidad armónica abrasadora, era el Tangazo, de Astor Piazzola; que continuó con la flauta, el clarinete y las percusiones hasta lograr un tango tembloroso, también hubo episodios equilibrados, lentos, para lograr una pieza que se escuchó muy bailable y callejera.

El programa continuó con: el Concierto para Contrabajo, de Andrés Martín, con el solista Rodrigo Mata; La Estancia, de Alberto Ginastera, y dos suites de El Sombrero de Tres Picos, de Manuel de Falla. Al final, con aplausos, el público exigió una pieza extra, pero se quedó con las ganas.