Tres libros de un autor guanajuatense

Compartir

Jorge Olmos Fuentes

Guanajuato, Gto., 07 de marzo de 2010.- Alejandro García (León, Gto., 1959) es uno de los escritores de Guanajuato que mayor compromiso ha mostrado con la causa de la autonomía literaria de la otrora llamada “provincia”. Desde las horas tempranas de su inquietud como escritor ya vislumbraba-atestiguaba la modificación de un orden de cosas. Por ejemplo, inició su tesis de licenciatura (Universidad de Guanajuato, 1988) de este modo franco: “En mi modesta opinión, la Literatura Mexicana en Provincia vive un momento especial. Momento de despliegue y olvido de los dictados centrales para escuchar los propios. Dialéctico juego (gozoso, ineludible) de oposiciones y atracciones que buscan con firmeza un rostro propio. Momento de organización y lúdica crisis espiritual ascendente, preámbulo de una instauración definitiva nunca estática desde la Provincia misma. Creo que la clave de esto radica en un cambio de mentalidad del escritor (asumir el oficio sin rubores) y del promotor cultural (insertar la obra literaria en condiciones propias de la sociedad en que vivimos)”.

Después de abarcar en ese documento los años que van de 1974 a 1988, llevado por un eje temático protagonizado por los talleres literarios y la labor editorial en el centro y norte de México, Alejandro García ahondó la mirada en “la historia de situación, interconexiones y problemas de la literatura en los estados de Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas, de 1970 a 1988, seguidos de una brevísima reflexión sobre escritores y Estado”. Formado en el taller literario de Miguel Donoso Pareja en San Luis Potosí, y además con estudios de maestría en Historia Regional, publicó El aliento de Pantagruel en 1998 en la Sinaloa, un ensayo en el que combina la crónica y el registro, aderezados con humor popular. Por demás interesante, y a tramos demoledor, el libro de Alejandro García, a partir de una visión argumentada y crítica, intenta atar cabos, recoge frutos del árbol de la literatura regional, y propone una nómina de escritores que podrían figurar en el catálogo de la literatura nacional, sin adjetivos, dada la calidad de su obra. Un libro saludable desde todo punto de vista.

Poco más tarde vino en esta trayectoria El nido del Cuco. Escondrijos y vuelos de algunas obras literarias del siglo XX (Instituto Zacatecano de Cultura, 2006). Un libro de ensayos bastante diversos, pero no exento de intensidad y conocimiento de causa, jalonado por esta visión: “Confieso que la literatura de este siglo me ha llevado de la cumbre a la sima, de la felicidad a la desdicha, de la ignorancia a la vigilia, de la vida frívola al rumiar intenso”. Diario de marcha en el territorio de la lectura, especialmente narrativo, que se abre a los ojos del espectador realizando un planteamiento por demás personal para acercarse a la novelística del siglo XX, en la que tienen su parte definitoria la confesión, la subversión del silencio, las literaturas “menores”, los rasgos definitorios de la novela en el siglo recién pasado.

Finalmente Encuentros y desencuentros (acercamientos al campo literario en Zacatecas) publicado en Zacatecas en 2008. Este libro conquista su valía de su reiterada revisión de los asuntos literarios de la región, con las baterías enfocadas en este caso en la tierra natal de López Velarde, cuya obra literaria se revisa (incluso llega al punto de la curiosidad sintáctica) al mismo tiempo que aborda las obras de autores zacatecanos, completa una crónica del itinerario de la revista Dos filos (fundada en 1974) y ofrece algunas posibilidades teóricas (literatura regional, concepto de “campo” aplicado a la literatura). Estudios centrados en la tierra de adopción de Alejandro García, desde donde irradia a Guanajuato con relativa frecuencia los frutos de su sensibilidad narrativa.

Los tres libros no sino un botón de muestra de las posibilidades literarias consumadas por este autor guanajuatense, que bien valdría la pena darse a la tarea de leer. Los tres pueden ofrecer un periplo de la sensibilidad por demás interesante, que va de lo más personal en el entorno hasta lo más extenso en el ámbito de la creación artística en su forma de novela, que no están desprovistos de potencia y emotividad ni de argumentos sólidos para ampliar las posibilidades y los alcances del sentir.