Para enriquecer los libros y la literatura de Guanajuato. Otro caso

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Redacción

Guanajuato, Gto., 12 de noviembre de 2011.- En una edición de autor, acaba de ver la luz pública el libro Alas y espinas. Recuentos de un hijo ausente de Rosendo García Padilla. Un relato biográfico aderezado con pizcas de ficción, libre en su desenvolvimiento, y centrado en los movimientos de una sensibilidad a lo largo de un siglo XX, que es invisible en el libro, hasta llegar a la ribera del XXI.

Portada del libro Alas y espinas, recién publicado

Del autor puede decirse que no es un hombre de letras a la usanza de quienes integran ese gremio. Nacido en San Julián, Jal. En 1932, Rosendo García Padilla se ha consumado sobre una consistente trayectoria en el sector privado, sobre todo en León. Ha sido editorialista en periódicos regionales y escribió antes una monografía sobre la ciudad leonesa y el libro El Amor, antídoto del Cáncer. Relato testimonial (2004).

En cuanto al volumen, además de contener el relato de una vida, narra un itinerario a la espiritualidad, desde una perspectiva muy individualizada. Por eso no carece de interés y brío su desenvolvimiento, impregnado de la punta al cabo de bonhomía, sencillez y algunas dosis de picardía. Los hechos no son tratados aquí como mero recuento sino también como indicios de un viaje interior, que dejan al descubierto el acomodo de sus piezas.

Escrito a partir de la pasión por el conocimiento, considerado esencia de la espiritualidad; por la trascendencia, cifrada en el anhelo de preservar para los nietos al hombre que se ha sido, que se es; y con base en el apotegma quijotesco de cimentar la valía de un ser en sus obras, así como en la fuerza de lo más grande, está compuesto por crónicas personales (afincadas en los años posteriores a la Guerra Cristera), con el concurso imprevisible de la ficción, sin atenerse a una cronología consecutiva, y a la manera como se mueven las olas del mar, en un vaivén perpetuo, desde la atalaya de una edad que alcanza casi los ochenta años.

Lo interesante del caso es que este relato ofrece una visión bastante interesante del mundo, del “pequeño” mundo del personaje-autor, en el que se cimentan todas las posibilidades para una vida, como si pudiera decir que lo importante radica en la manera de mirar las cosas, los hechos, y no tanto en los hechos mismos. La lección es buena, y su lectura regala buenos momentos de solaz.

Además, la publicación viene a refrendar la riqueza de las inquietudes literarias guanajuatenses y la persistencia de los empeños editoriales en el estado, cuya suma configura ya un paisaje aún cambiante pero diverso.