Candil de la Calle

Contrastes

Compartir

Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque esta sea un simple murmullo.

Confucio

Peña Nieto y AMLO en Guanajuato (Foto: Especial)

En un solo día y con unas pocas horas y kilómetros de diferencia, este martes estuvieron en el estado de Guanajuato el candidato de la izquierda (PRD, PT, Movimiento Ciudadano) Andrés Manuel López Obrador, y el abanderado de la alianza PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto.

Candidatos de contrastes. Contrastes de los candidatos.

Andrés Manuel estuvo en la ciudad de Guanajuato. Subió al templete en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, de frente al edificio desalojado a sangre y fuego por el Ejército Insurgente comandado por el general Ignacio Allende y el Cura Hidalgo en septiembre de 1810.

“Es martes, la una de la tarde. Y están aquí”, dijo el candidato a la presidencia de la república por segunda ocasión, ante una Explanada que no se desbordó, pero que concentró a una multitud, una parte de ella cobijada por los paraguas del candidato michoacano Silvano Aureoles, en esos contrastes y claroscuros que la política y las campañas exhiben.

Azuzó a los presentes:

“No vendan su voto”.

“Defiendan las casillas”.

“No permitan el reparto de dinero de los priístas”.

“Aquí nos robaron 300 mil votos, se los dieron los panistas a Calderón”.

“Fox le dio la puñalada a su candidata”.

En el templete, detrás de él, los tres candidatos a gobernador de una izquierda fraccionada, dividida, que en la entidad no logró cuajar una coalición que hoy la podría tener en otras condiciones, muy distintas, frente a la abismal diferencia que ahora mantiene con los aventajados del PAN-PANAL y del PRI-PVEM.

Enrique Peña Nieto visitó Celaya. Fue recibido por una mega-operación que llevó a miles, miles, varios miles de “transportados” desde diversos puntos del estado (y de Querétaro) hasta las instalaciones del complejo de la Universidad Lasallista Benavente.

Como estuve en ambos mítines, puedo escribir que vi como los priístas se volvieron a sentir a sus anchas en el territorio celayense, donde después de muchos años y varios trienios con un grupúsculo del PAN en el poder tienen las posibilidades reales de recuperar la presidencia municipal. Y no precisamente porque cuenten con el mejor de los candidatos —el ex dirigente estatal José Luis González Uribe estaba desmarcado de su ciudad y ya no se le veía como local—, sino porque la debacle del PAN es vertiginosa ante la combinación de un gobierno pésimo y autoritario en manos de la alcaldesa Rubí Laura López, y un candidato sin encanto como es Ismael Pérez Ordaz.

Pero este gesto de futurismo desatado se traduce en una actitud impositiva por parte del personal de logística del candidato Peña Nieto, y sus operadores políticos para el acarreo de esas miles de personas, muchas de las cuales ya se iban cuando el candidato ni siquiera comenzaba a hablar, mientras otras hacían la fila para la bolsa de plástico con la torta aplastada, la camiseta, la gorra.

La gente de la campaña de Peña Nieto se comporta como si ya se viera en Los Pinos. Así de insoportable, déspota, guaruril, ofensiva con estas masas a las que lleva como marea en camiones de un mitin a otro, con los priístas de a pie, con reporteros.

Son los visos. Son los avisos. Son los contrastes.