¿Sucedió?

Desarrollo de líderes emprendedores

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Dicen algunos expertos en desarrollo organizacional y en el cultivo del capital humano que la principal función de los líderes es, precisamente, propiciar el surgimiento de más líderes; y dado que administrar significa hacer a través de otros, en realidad, a los líderes se les evalúa no por lo que hagan directamente, sino por lo que hagan los demás, basados en su dirección. De lo anterior se desprende la toral importancia de la delegación, pues para que un líder alcance sus metas es vital que sepa delegar y que haya elementos en el equipo que sean confiables en cuanto a lo que se les delega.

Hemos hablado en anteriores colaboraciones que la historia del liderazgo en México va de la mano con un estilo autocrático, controlador e individualista que no da pie a la coparticipación y que esta última es la que campea en las organizaciones exitosas hoy en día, sean ellas públicas o privadas. De todo lo anterior se desprende que requiramos con urgencia ubicar y desarrollar a líderes potenciales, para todo tipo de instituciones en nuestro país.

Por otro lado, demos un ligero vistazo a la situación de falta de empleos, de violencia y de inseguridad que cada vez en mayor grado se enseñorea a nuestro alrededor; no creamos los empleos que se requieren oportunamente y la población, sobre todo la de menor poder adquisitivo, ve mermadas sus posibilidades de llevar una vida productiva, honesta y digna. Sus alternativas se orientan hacia la actividad económica informal, hacia le emigración y en el peor y más antisocial de los casos hacia la incorporación al crimen organizado que ya pone en jaque y en entredicho la rectoría del estado mexicano, en verdad que la situación es sumamente grave.

En función de lo hasta aquí escrito es urgente la detección y el desarrollo de dichos líderes potenciales, sobre todo en la juventud de escasos recursos económicos, donde es mayor la incidencia de reclutamiento de nuevos elementos para la delincuencia.

Además, por la experiencia histórica de diferentes programas asistenciales y a raíz de la presencia de líderes maduros que se hicieron a sí mismos (self made men) en diversos organismos, tanto públicos, como privados o sociales, que aprovecharon las escasas oportunidades que se presentaron, frecuentemente con escasa escolaridad y con base en una serie de penurias y privaciones, se ha visto que algunas personas han alcanzado su realización personal y acercarse a la toma de decisiones en la pirámide organizacional a la que pertenecen. Se ha visto también que muchos de estos elementos han contado con la presencia de valores que les han sido inculcados por sus mayores y que en términos generales se refieren al bien común, al respeto por los demás, al valor del trabajo y a la aportación de riqueza que se distribuya equitativamente en la sociedad.

Por ello resultará de gran utilidad contar con un modelo que permita acercarse a la comunidad a localizar jóvenes que pudieran ser reclutados para participar en diferentes programas, tanto del gobierno, como de las empresas, que tengan la finalidad de orientarlos en cuestiones administrativas, financieras, y de otra índole pertinente; así como capacitarlos en conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para instalar un pequeño negocio que cree una fuente de empleo para sí y para un ayudante, de tal suerte que se convierta en una micro empresa. De esta manera estaríamos colaborando a reducir la falta de empleos y la tendencia a que los jóvenes se acerquen a puertas falsas y antisociales para subsistir.

Dicho modelo debe ser consensuado por líderes que hayan demostrado su alta competencia para que sea sencillo de aplicar pero confiable y poderoso en cuanto a su capacidad de predicción y de selección de la población meta a la que se pretende acceder. En la próxima entrega comentaremos acerca de las variables que deberán ser consideradas en dicho modelo y de la manera de obtenerlas y medirlas.

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O.A. Morales. Esforzado nadador y ciclista ocasional, muy temprano dejó su natal Guanajuato para avecindarse en la delegación Gustavo A. Madero del DF. Su experiencia de más de cuatro décadas, ha girado alrededor de temas de calidad, comunicación y educación,   abarcando los sectores público, privado y social.  Comunicólogo y maestro en Ingeniería de la Calidad, es locutor, periodista y docente en licenciatura, maestría y extensión universitaria. Amante del arte, disfruta particularmente de las artes escénicas y la literatura. Vive enamorado de las palabras y las imágenes.