Sobre las desafortunadas declaraciones del ex Alcalde de San Blas, Hilario Ramírez Villanueva, donde afirmaba que sí robó pero poquito, después de reír unos minutos (risa culposa seguramente nacida de que no fue mi gobernante) me surgen tres dudas: primera ¿A qué se refiere con poquito? ¿Menos dinero que quién? O acaso ¿Menos de lo que podía? O peor aún ¿Menos de lo que hubiera deseado?
La segunda duda es: ¿En qué lo convierte ese dudoso poquito? Porque hay ciertos estados en la vida en los que solo se puede ser o no ser (aunque suene muy Hamlet), no se puede estar un poco muerto, ligeramente reprobado o poquitín embarazada, no existen grados y tampoco medias tintas y este es, a mi humilde parecer, uno de esos casos, robar la cantidad que sea te convierte en un ladrón ni más ni menos, por más simpático y “compartido” que seas.
La tercera interrogante es: ¿Qué hace ese hombre libre? Y para acabar de enredar la cuestión: ¿Qué hace de candidato otra vez? ¿Volverá a ganar las elecciones? Y si lo hace, ¿volverá a robar? Me impacta profundamente la impunidad, el cinismo y la falta de vergüenza de algunas personas y lo poco que importa una noticia indignante cuando se presenta de forma cómica, ser honrado en este país es sinónimo de ser pendejo; pero ¿en qué te convierte ufanarte de tus robos? Todo apunta a que en un político.
Esto me hizo recordar a un profesor que decía: “Si van a robar, muchachos, roben a lo grande, a los que roban poquito siempre los atrapan”… Ahora que lo menciono, aquí hay gato encerrado, si Hilario hubiera robado poquito, no andaría libre.
