Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

¿No se olvida?

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2 de octubre Especial
Foto: Especial)

Cuando algo tan importante como el movimiento estudiantil de 1968 se convierte en slogan de un programa de entretenimiento[1] en el canal de las estrellas, en realidad se está sellando el féretro a donde la manipulación mediática quiere sepultar el cambio total de paradigmas que inició en 1966 en varios estados de la república. En al menos 16 entidades y por supuesto el Distrito Federal, estudiantes de diversas universidades, manifestaron su interés en lograr modificaciones sustanciales en: las formas de designación de funcionarios —estatales y de instituciones educativas—, la concentración comercial en líneas aéreas, las vejaciones a estudiantes por parte de cuerpos policíacos —locales o federales—, los deficientes sistemas educativos, la expulsión de maestros —y luego hasta funcionarios— a todas luces corruptos y represores, entre otras, así como la apertura democrática a grupos minoritarios.

Reducir está lucha de casi 40 meses a un lema —por supuesto pirateado— que centra su visibilidad en la pura masacre en la cual los que ahora se llenan la boca con testimonios de hechos que no conocieron o que incluso negaron o tergiversaron en su momento, es apenas un guión repetido por gente de la farándula que ni por asomo ha revisado el cúmulo de datos y documentos resumidos en la obra de quien ante la crisis asumió la dirección de la Facultad de Derecho de la UNAM luego de la caída del rector Ignacio Chávez.

La generación que hoy frisa en los 70 años se daba cuenta de lo que implicaba la intervención norteamericana en Vietnam o la invasión rusa a Hungría y le molestaba la persecución anti comunista aun cuando no simpatizara con las izquierdas de entonces. Las tomas de autobuses, marchas y huelgas fueron la respuesta de inconformidad por pagos insuficientes a personas atropelladas, ciudadanos encarcelados y sobre todo exclusión de las generaciones jóvenes en la toma de decisiones del gobierno. Por supuesto que hubo desmanes. No se llamaban anarquistas, pero había revoltosos que robaban mercancía y hasta herían a los estudiantes inquietos; pero entonces al igual que hoy no eran detenidos los vándalos sino los líderes pensantes que ponían en riesgo un sistema autocrático.

“Sería un error considerar que este movimiento surgió de una explosión repentina de las inquietudes estudiantiles”[2], se escribió en un libro que vio su primera edición en 1971 y que debería ser revisado por noveles comunicadores cuyos falsarios jefes sustituyen una verdad histórica con un hecho, monstruoso sí, aunque por lo mismo tan tremendo como para ocultar la verdadera esencia que llevó al mismo. ¿Sabía que el movimiento del 66 fue impulsado en buena medida por funcionarios del gobierno cuyo presidente consideraba una afrenta la reelección del Dr. Ignacio Chávez? ¿Cuántos han meditado acerca de los orígenes y consecuencias del asalto a la preparatoria número 7 por miembros del MURO[3]? ¿Qué instrucciones tenía el general Luis Cueto y con qué criterios acudía o no a los llamados de los citadinos? ¿Cuántos y quiénes de los que acompañaron los movimientos del 66 y del 68 eran “esquiroles”?

El 2 de octubre las cosas se salieron de control. Es falso que no se escuchara a los estudiantes. La manifestación del 13 de agosto llegó al zócalo, sin represión alguna. Se habían publicado diversos documentos elaborados tanto por el Consejo Nacional de Huelga[4] como las aportaciones de todas las organizaciones que conformaban la Asamblea Plenaria. La derogación de los delitos —disolución social— contenidos en los artículos 145 y 145 bis del código penal, la liberación de los presos políticos —ya no eran solo los estudiantes— incluidos Demetrio Vallejo y Valentín Campa se manifestaron en consignas y pancartas, al mismo tiempo que las injurias en contra del presidente, la policía y los granaderos.

¿Quién aprovechó el clima para provocar el 2 de octubre? ¿Cuántos de los presidenciables dentro del gabinete conocían la conducta predictiva del licenciado Díaz Ordaz? ¿Cómo entendieron esos aspirantes a la continuidad el discurso del 1 de agosto en Guadalajara cuando el presidente dijo: “Estoy entre los mexicanos a quienes más les haya herido y lacerado la pérdida transitoria de la tranquilidad en la capital de nuestro país. Acordémonos de lo que nos une, olvidemos de lo que nos divide….” ¿Conoce los detalles preparatorios de la marcha que ese mismo día salió de la UNAM encabezada por su rector y con la participación de otras instituciones educativas?

Muchos de los que hoy pintamos canas nos percatamos con el paso del tiempo que no hay movimiento absolutamente blanco. Los infiltrados no son solo pandilleros o porristas. Siempre hay los eternos interesados en mantener el conflicto para vender a quién sabe quién la solución del mismo. Ojala que los actores actuales de la lucha politécnica y social revisaran el libro que he citado pues mas allá de la opinión del autor, contiene hechos, datos, fechas y una serie de acontecimientos cuyo estudio comparado permitirá a los jóvenes de hoy actuar con más sabiduría.

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[1] Programa matutino Hoy, del día 2 de octubre “nuestro lema de este día es: dos de octubre no se olvida”.

[2] El estudiante inquieto, Ernesto Flores Zavala, pág. 113 de la 3ª edición, 1993.

[3] Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, grupo de extrema derecha, cuyos descendientes hoy por hoy ocupan puestos importantes en la administración pública y la iniciativa privada y que el 22 de agosto de 1966 se enfrentaron a la sociedad de alumnos con saldo de 30 heridos.

[4] El estudiante inquieto, Ernesto Flores Zavala, pag. 161.