Histomagia

El otro lado…

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Cuando alguien te cuenta lo que vio al haber estado muerto unos minutos, muchas de las personas no lo dan por cierto, es a veces poco creíble que incluso se les toma por locos o mitómanos, dado que generalmente esta experiencia coincide con la de muchos otros: siempre se habla de un túnel, de la luz al final y de la sensación de paz que incluso a algunos les hace cambiar toda su perspectiva de vida cuando regresan.

principal1La muerte en Guanajuato es cosa conocida, aceptada con resignación, es decir, como siempre convivimos con la pelona que anda rondando los caminos, las minas, además tenemos el museo de las momias que logra espantar a unos cuantos, es plenamente entendible que se hable de estas experiencias de muerte-vida y de lo que conlleva, pues al parecer no morimos en espíritu, pero sí en cuerpo.

Las posibilidades de relacionarse de los seres espirituales desde tu propio espíritu, tu propia alma, el saberte muerto y estar consciente que lo que ves es belleza pura, hace que en verdad el miedo a lo desconocido se agrave en todos los casos, pues la muerte del alma es imposible. El cuerpo se muere, la sustancia espiritual es infinita y eterna.

Felipe, un buen amigo mío, me ha contado cómo una de sus nietas recuerda de manera vívida cuando, siendo niña, por una fiebre, tuvo convulsiones que la llevaron precisamente a ese estado. Cuenta la joven ahora que ya tiene casi 18 años, el cómo fue que al morir vio un túnel que se abría ante sus ojos y que la guiaba hasta una luz que la esperaba del otro lado. Ella dice que nunca tuvo miedo, que ahí era un lugar de paz, muy verde e incluso veía una especie de bahía, en donde se encontraban dos seres muy parecidos a los humanos, barbados, ya ancianos, que cuchicheaban entre ellos, sin percatarse de la presencia de la niña, que de hecho, no tenía cuerpo, pues ella podía ver todo a su alrededor y bajó la mirada para reconocerse como la niña que era, pero no, no vio absolutamente nada de su antiguo cuerpo y comprendió que en verdad somos espíritu y energía, por ello, no la podían ver. Relata cómo ella con extrañeza y excitante fascinación logró ser uno con el todo, sin miedos, sin rencores, aceptando incluso su capacidad incorpórea. Experiencia extraordinaria sin duda.

 Esto me lleva a pensar en cuántos han vivido lo mismo y por temor a lo que ven allá, en el otro lado, guardan esa historia que, en este caso como ella era una niña, se presentó límpido y hermoso lo que vio, pero si un adulto vive esta experiencia, puede ser que lo que logre ver no precisamente sean estadios de paz, puede ver: demonios, seres monstruosos que viven con ellos en sus recámaras, bajo su cama, en los espejos, en sus roperos, en sus muñecas, o está con ellos en todo momento, detrás de ti ahora…

No a cualquiera se aparecen tanto los seres de luz como los seres de bajo astral, pero aquí, en esta ciudad, los fantasmas de los muertos existen y se presentan a veces como escritores que regresan a plasmar lo que les han narrado quienes cruzan al otro lado, ¿quieres que lo escriba especialmente para ti? mírame… Ven, lee y anda Guanajuato.