Honran la memoria de Doña Josefa de Busto y Moya, insigne benefactora de la UG

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A 275 años de la muerte de Doña Josefa Teresa de Busto y Moya, en el Consejo General Universitario se llevó a cabo una sesión pública y solemne para honrar la memoria de la ilustre bienhechora de la Casa de Estudios.

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Guanajuato, Gto. 06 de abril de 2017.- El Consejo General Universitario llevó a cabo una sesión pública y solemne para honrar la memoria de la ilustre benefactora de la Casa de Estudios, Doña Josefa Teresa de Busto y Moya, a 275 años de su muerte, de cuya iniciativa surgió lo que es hoy la Universidad de Guanajuato (UG).

Autoridades en Homenaje (Foto: UG)

En la ceremonia, el Rector General, Dr. Luis Felipe Guerrero Agripino, recordó que el origen de esta Casa de Estudios se dio a partir de la voluntad de varias personas, y sobre todo, desde la generosidad, iniciativa y visión de una mujer, doña Josefa Teresa de Busto y Moya, quien cedió su casa para albergar al Antiguo Hospicio de la Santísima Trinidad, primer antecedente de lo que hoy es la UG.

A través de este acto –agregó-, la comunidad universitaria busca expresar su agradecimiento a doña Josefa, y sostuvo que es también la ocasión de reiterar el compromiso de  redoblar esfuerzos para establecer más y mejores proyectos que fortalezcan los lazos de identidad y de sentido de pertenencia a nuestra Casa de Estudios.

Correspondió al Coordinador del Archivo General, Dr. Miguel Ángel Guzmán, ofrecer una semblanza de Doña Josefa Teresa de Busto y Moya, Xerez y Monroy, quien a partir de la muerte de su esposo, Don Manuel Aranda y Saavedra, se hizo cargo de los negocios familiares y tomó decisiones que marcaron el inicio de esta Casa de Estudios.

Así, ofreció 60 mil reales para la manutención de un colegio jesuita, cedió su casa –actualmente el Edificio Central de la UG- y una capilla, que hoy el salón del Consejo Universitario, el máximo órgano de gobierno de la institución.

Doña Josefa murió en 1742, antes de que el rey aprobara la creación del Colegio, sin embargo, en su testamento ella mantuvo el compromiso de apoyar económicamente el Colegio, más aún porque en el Hospicio de la Santísima Trinidad los jesuitas ya habían comenzado a dar instrucción.

La iniciativa fue secundada por acaudalados mineros, entre ellos el hermano de doña Josefa, Don Francisco Matías de Busto y Moya y Monroy, y hoy, “nosotros vivimos como realidad lo que para doña Josefa Teresa fue su más preciado sueño, ofrecerle a su comunidad una institución que trajera la prosperidad que acompaña a la cultura”, sostuvo el Dr. Miguel Ángel Guzmán.

“Esta historia nos advierte el enorme alcance que ha tenido el sueño de la benefactora, quien pedía la fundación de un Colegio para algunos centenares de estudiantes, y que se ha convertido hoy en una Universidad que los cuenta por miles”, agregó.

En la sesión solemne, el Rector General, las y los Rectores de Campus, el Director del CNMS, y los secretarios de la institución montaron una guardia de honor en torno al retrato de la primera benefactora de la institución, al tiempo que la comunidad universitaria guardó un minuto de silencio para honrar su memoria.