CULTURAL/FIC/Guanajuato, Gto. 13 de octubre de 2017.- Un cuestionamiento de estereotipos de género y prácticas sociales hecho y comunicado mediante el arte, es una herramienta que nos hace trasgredir el pensamiento cotidiano y ubicarlo en una reflexión sobre la violencia ejercida hacia las mujeres en nuestro país. Esto, es lo que hace en el espectador la exposición de la artista, activista y crítica de arte feminista, Mónica Mayer.
La exhibición artística se encuentra en la Galería Polivalente de la Universidad de Guanajuato y forma parte del XLV Festival Internacional Cervantino. Como parte de la programación, se llevó a cabo la charla denominada ¿Revolución o participación?, en la que la artista habló de tres de sus más reconocidas obras: “El tendedero”, “Maternidades secuestradas” y “Yo no celebro ni conmemoro guerras”.
La característica de estas tres obras es que son piezas elaboradas en colaboración, ya que convocan al público a participar y además son de larga duración, tan sólo con el proyecto de “El tendedero”, lleva trabajando 40 años.
La destacada artista mexicana comenzó su intervención con una interrogación con la que trabaja constantemente: ¿qué hace que el arte político sea político?, también dijo que uno de sus intereses es que las obras sean de larga duración, que tengan como base una producción artística participativa, colaborativa y de co-creación, razón por la cual, busca que sus obras puedan habitar en distintos espacios.
Ejemplo de lo anterior es “El tendedero” una instalación que realizó Mayer por primera vez en el año de 1978, y que 40 años después sigue replicando, pues la obra no ha perdido vigencia. La instalación consiste en que las mujeres escriban en un papel respuestas a preguntas como: ¿cuándo fue tu primer acoso?, ¿cuándo fue la última vez que te sentiste acosada?, ¿qué podemos hacer para combatir el acoso? Después de escribir, colocan el papel en un tendedero y así es como se forma una obra colectiva que visibiliza la constante violencia ejercida hacia las mujeres.
“El tendedero” es una obra en la que “nombrar es un acto muy poderoso para señalar, visibilizar y denunciar. En los distintos lugares en los que El Tendedero se ha expuesto, las preguntas han ido cambiado para explorar con mayor profundidad las clases de violencia sexual que las mujeres experimentan”.
Posteriormente, habló sobre su trabajo “Yo no celebro ni conmemoro guerras”, que empezó en 2008 como una causa en Facebook bajo dicha premisa. La artista hizo un llamado a la reflexión, pero también a la acción. La frase se ha usado de distintas maneras en camisetas, en el grabado más grande del mundo, en intervenciones en escuelas, en plazas públicas, en espacios públicos, etc. Esta obra es un proceso que se sabe cuándo empezó, pero no cuándo terminará.
De igual forma, comentó el proceso de “Maternidades secuestradas”, que surgió de la idea de plantear una gama de problemática como la falta de educación sexual, presiones familiares y sociales para ser madres, y también las maternidades secuestradas a las madres de los hijos e hijas que han desaparecido o muerto por la violencia que se vive en el país.
Mónica Mayer utiliza los soportes actuales para que la obra expanda sus horizontes, en este caso, pasó al espacio virtual mediante el hashtag #UnaMaternidadSecuestradaEs para invitar al público a participar con sus ideas, es así como se enriqueció y se complejizó la percepción sobre la maternidad.
Las tres obras mencionadas, se encuentran actualmente en la Galería Polivalente de la Universidad de Guanajuato. Para cerrar su intervención, también hizo unas preguntas: ¿el arte político ha mejorado nuestras condiciones de vida?, ¿cómo recuperamos la alegría?
Es preciso mencionar que Mayer define al arte feminista como “un arte que cuestiona —desde sus temáticas, procesos, materiales y modo de involucrar a las personas— las dinámicas de exclusión, invisibilización y violencia producidas por construcciones desiguales de género, y que configura propuestas alternativas en este sentido”.